Richard Gere recorre Hollywood Boulevard, el famoso paseo de las estrellas en el suelo, foco de prostitución nocturna, y conoce a Julia Roberts, que no duda en subirse a su flamante Lotus Esprit, de 260 CV. Su «oficio» no le impide ser una amante de los buenos coches, como hace saber al millonario («¡y solo tiene cuatro cilindros!»), que no es capaz ni de engranar su cambio manual.
El Toyota Corolla de Cuando Harry encontró a Sally (1989)
Meg Ryan y Billy Crystal se conocen, y se caen fatal, en un largo trayecto que realizan (al más puro estilo BlaBlaCar), desde Chicago a Nueva York (casi 1.300 km) a bordo de la versión «ranchera» de la tercera generación del Corolla, el Station Wagon (Estate) del 76, uno de los modelos más vendidos de la historia del automóvil.
El Alfa Romeo de El graduado (1967)
La pelicula con la que Dustin Hoffman se dio a conocer hace más de medio siglo no es célebre solo por la señora Robinson (tanto Anne Bancroft como la canción de Simon & Garfunkel), sino por el pequeño descapotable Alfa Romeo Duetto Spider del 66 que conduce el actor judío, diseñado por Pininfarina, y que gracias a la película fue un auténtico éxito de ventas en Estados Unidos.
El Chevrolet Bel Air de Dirty Dancing (1987)
El clásico Chevrolet Bel Air Sport Coupé del 57 al que Patrick Swayze tiene que romper el cristal de la ventanilla trasera para poder pasear a Jennifer Grey pertenece a la división de lujo de la firma norteamericana en los años 50. Una auténtica joya de la historia del automóvil.
El Mercedes convertible de El diario de Bridget Jones (2001)
El Mercedes-Benz 280SE Convertible del 69, la belleza en la que un sobradísimo Hugh Grant acude a recoger a una oronda Renée Zellweger pertenece a la serie Coupe & Cabrio que Mercedes fabricó del modelo 280 entre 1967 y 1972.
El Porsche 911 de Amor a quemarropa (1993)
Tony Scott, el hermano de Ridley, que terminó sus días tirándose de un puente, dirigió esta mítica road-movie, con guion del entonces desconocido Quentin Tarantino, en el que uno de los protagonistas es sin duda la versión «morro plano» del 911 de la época, el Flachbau Cabriolet del 88, con faros escamoteables, en una edición especial de menos de mil unidades.
El Ford de Luxe de Grease (1978)
Travolta, música y coches. Con estas tres palabras se puede resumir uno de los musicales de mayor éxito de la historia. El vehículo protagonista es sin duda el cochambroso Ford De Luxe del 48 que es reformado y tuneado, a base de piezas robadas, hasta lograr incluso ganar una carrera en el sucio canal de Los Ángeles.
El MG TD de Dos en la carretera (1967)
Esta deliciosa road-movie de Stanley Donen (Cantando bajo la lluvia) cuenta con un buen número de coches en los viajes en los que se desarrolla la relación entre Audrey Hepburn y Albert Finney. Pero nos quedamos sin duda con el precioso MG TD, uno de los últimos modelos de la serie T de MG, producidos entre 1936 y 1955.
El Ferrari California de El consejero (2013)
No es que sea precisamente «romántica» la escena, pero ver a Cameron Díaz insinuarse a Javier Bardem «esparciendo» su autonomía sobre un Ferrari California HS de 2013… no tiene desperdicio.
El Porsche 911 Carrera de Cars (2006)
La maravillosa película de Pixar sobre coches «humanizados» de la NASCAR tiene su propia escena de amor, en la que el protagonista, Rayo McQueen (diseñado especialmente para la película, si bien algunos le dan un aire al Ford Charger) pasea por el desierto con Sally, nada menos que un 911 Carrera.
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