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#VIAJES Y RUTAS

UN MARAVILLOSO VIAJE DE 9.000 KM HACIA LAS HIGHLANDS ESCOCESAS

Escocia es uno de los paraísos naturales más brutales de toda Europa en particular y del mundo en general. Y recorrerlo en furgoneta, una experiencia única.

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Carreteras de un solo carril, paisajes impresionantes por los cuatro costados… Escocia

El coronavirus llegó para cambiar muchas cosas en nuestras vidas. La mayoría malas, pero también hubo algún que otro ‘efecto colateral’, pero de los buenos. Uno de ellos fue la forma en que muchos planeamos nuestras vacaciones. Y fueron legión los que cambiaron la playa por ‘echarse a la carretera’ en furgoneta. Y pocos destinos mejores para ‘estrenarse’ en lo de carretera y manta que… las Highlands escocesas.

La belleza de los paisajes escoceses tiene. poca competencia en Europa, e incluso en el mundo

Nueve mil kilómetros separan (bueno, exactamente 9.003) dos ciudades tan antagónicas como Madrid de Las Vegas. Un vuelo regular, con una velocidad media de 800 km/h, cubre la distancia en 11 horas y 18 minutos. Pero si el destino no son los casinos del desierto de Nevada, sino las tierras altas escocesas, no hace falta correr tanto, pues nos perderíamos el extraordinario paisaje, para subir y perdernos por las maravillosas carreteras escocesas (muchas de ellas de un solo carril). Un viaje inolvidable de tres semanas de ida y vuelta entre Madrid y John o’Groats, el pueblo situado más al norte de Escocia, de Gran Bretaña en suma, si no contamos las islas Oarkney o las Shetland, perdidas en el Mar del Norte.

Nos encontraremos señales en las que se nos pide tener cuidado ante la presencia de ovejas en medio de la calzada

Como hemos dicho antes, son muchos los que, tras superar los meses más duros de la pandemia, que coincidieron con el verano de 2020, han empezado a mirar una opción de vacaciones con muy buenos ojos: echarse al monte, a la carretera, a bordo de las cómodas furgonetas, camperizadas o no, con las que beber océanos de kilómetros en una experiencia en la que el desplazamiento se convierte en un placer mayor que el destino final.

La famosa señal que marca en John O’Groats el punto más al norte de la Escocia ‘peninsular’ accesible por carretera

Y a día de hoy, el viaje más ‘salvaje‘ que se puede acometer desde España en un periodo ‘normal’ de vacaciones, y si queremos ser el piloto de nuestras vidas, es sin duda cruzar Francia hasta Calais, el paso más lógico para pasar de un salto (en ferry o en tren) hasta Gran Bretaña, donde ‘atacaremos’ la isla desde el sur hasta su parte más «norteña», las míticas Highlands escocesas.

La furgo, en uno de los Passing Place para poder adelantar en carreteras de un solo carril

Volkswagen Multivan 6.1 Premium 2.0 TDI 150 CV

Pues todos a bordo de nuestro vehículo de campaña, la Volkswagen Multivan 6.1 Premium Batalla Corta 2.0 TDI 150 CV con cambio DSG. Una ‘fregoneta’ de ocho plazas, cinco puertas (dos correderas), de menos de cinco metros de longitud (4,90 m) y menos de dos metros de altura (1,90 m), con un depósito diésel de 70 litros, con un consumo medio de 8,2 litros (teniendo en cuenta que le vamos a exigir de todo en todas las circunstancias de asfaltos y condiciones de conducción), que alcanza (aunque eso es lo de menos), los 182 km/h con una aceleración de 13 segundos.

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Pocos sitios hay más agradables tras una jornada de conducción que un pub escocés bien cargado de cerveza

Y en contra de la moda al uso, no se trata de una Camper, no es la famosa versión California, que eleva su techo para ofrecer cuatro camas para poder acampar en cualquier lugar. Sin embargo, la Multivan se muestra como un vehículo realmente polivalente, ya que, por un lado, la segunda y la tercera fila se pliegan a la misma altura, semielevada, y se juntan para ofrecer una perfecta cama doble con toda la comodidad. Y por el otro, no deja de ser un vehículo de hasta ocho plazas, lo que la convierte en perfecta para grandes grupos que se pueden desplazar en un solo vehículo y que, a la hora de dormir, optan por alojamientos al uso o por llevar las tiendas de campaña en el maletero, un campo de fútbol si viajan hasta cinco personas, pero también suficiente para más, si no nos llevamos toda la colección primavera-otoño de El Corte Inglés, claro.

En 9.000 kilómetros de viaje te encuentras maravillas como esta: la primera generación de la T1 de Volkswagen

El placer está en el viaje, no (solo) en el destino

Como ya hemos dicho, esta clase de experiencia veraniega, que tantos españoles empiezan a conocer, tiene como objetivo principal disfrutar del viaje en sí, del desplazamiento, más que del destino. En este caso destinos, pues nos proponemos ‘invadir’, cual Armada Invencible allá por el siglo XVI, la Gran Bretaña, la Perfida Albión, la isla más famosa del mundo, que tiene sin duda algunos de los paisajes más impresionantes de toda Europa. Y si nos centramos en Escocia, como es el caso todavía más.

Max, el viajero con más patas de la expedición, posa ante el impresionante viaducto de Millau, en la Francia profunda

Aunque la ruta más corta y lógica para subir hasta el paso de Calais, en el norte de Francia, es entrar en territorio galo a través de Euskadi o Cantabria via ferry, preferimos acometer la travesía francesa por todo el macizo central, haciendo solo una noche en dicho camino norteño. Estas dos primeras etapas son casi exclusivamente kilométricas. Aunque Francia, el primer destino turístico del mundo, tiene muchísimo que ofrecer en su lado más profundo, tanto desde la naturaleza como desde la arquitectura (si hablamos de un viaje de paso, no de estancia). Y por ello hacemos referencia a una maravilla de la ingeniería, el viaducto de Millau, situado en el pueblo homónimo de la provincia (departamento) de Aveyron, a unos 400 kilómetros de Barcelona, como parte de la autopista A75 que nos lleva al norte. Un impresionante puente de dos kilómetros y medio que alcanza los 343 metros en su punto más alto.

La VW Multivan, bien aparcada en las entrañas del ferry Calais-Dover: unos 80 euros para cuatro personas y un perro.

El paso de Calais, por el Eurotúnel o por ferry

Y llega el momento acuático del viaje, el paso de Calais, que podemos hacer bien en tren, por el famoso EuroTunnel, o por ferry. En ambos casos, la experiencia es tan diferente como atractiva. El tren, bastante más caro (unos 150 euros por trayecto para una furgoneta con cuatro adultos y un perro), dura tan solo media hora, y supone toda una experiencia, sobre todo teniendo en cuenta que no necesitas, si no quieres, bajarte en ningún momento del vehículo, que tú mismo introduces en el tren circulando por enormes andenes hasta que llegas a tu vagón. Y en el caso del ferry, poco más de una hora de trayecto, disfrutando de la vista de los famosos acantilados de Dover, el punto de llegada en Gran Bretaña. En este caso, el precio del trayecto, según la hora, parte desde 80 euros.

Edimburgo en agosto es una explosión de alegría, diversión y música en sus calles. Y el sol también existe…

Y llegamos por fin a la Pérfida Albión, y nos toca afrontar uno de los grandes desafíos de la preparación del viaje: ¿cómo será conducir por la izquierda con un coche europeo, con el volante a la derecha? Pues la respuesta la tenemos a los cinco minutos de ir circulando un poquito tensos: es mucho más fácil de lo que nos imaginábamos. Evidentemente, mientras haya coches a tu alrededor, es fácil que no se te olvide que debes circular por la izquierda, y cuando vas más solo, ya te ha dado tiempo a acostumbrarte. Dos son los momentos más complicados en este aspecto: cuando entras en una rotonda, que hay que atacarla por la izquierda, aunque la señal de circulación giratoria se sustituye en Gran Bretaña por la flecha blanca sobre fondo azul de la señal de dirección obligatoria, mucho más visible; y sobre todo cuando retomas la marcha tras aparcar en batería. Salir marcha atrás, pendiente de si viene alguien y elegir el carril correcto son demasiadas cosas a la vez, y es fácil equivocarse al principio, pero también te acostumbras con facilidad.

La mezcla de acantilados y playas en Escocia te entra por los ojos, no por la piel

Y ya, por fin, a disfrutar. La primera jornada en tierras británicas es también de ‘ruta’, haciendo 400 kilómetros hasta Liverpool, la ciudad de los Beatles, que tras una noche te mete, a muy pocos kilómetros (perdón, millas), en tierras escocesas, que desde el minuto uno te reciben con esa explosión de verdor, de naturaleza bruta, de absoluta belleza, que va a ser sin duda un compañero más de viaje.

Aunque Inglaterra también es un paraíso natural, es entrar en Escocia y la naturaleza explota ante nuestros ojos

De Braveheart a Nessie

A partir de ahí, comienza la ruta escocesa, que afrontamos por la parte central, al sur del Lago Ness, que rodearemos por su parte oeste. Primera parada en Stirling, la capital del ‘reino’ de William Wallace, el mayor héroe nacional escocés, y cuya historia conocimos, con muchas ‘licencias’ cinematográficas en la famosa película Braveheart, de Mel Gibson. Aquí comenzamos a disfrutar de castillos ‘enteros’ (ruinas no dejaremos de ver en ningún momento en todo nuestro periplo escocés), en uno de los mejores patrimonios nacionales (National Heritage en Gran Bretaña), con visitas, pelín caras en su mayoría, pero absolutamente deliciosas.

Eso sí, ir a Escocia y pretender que no llueva es como ir a Sevilla en agosto y quejarte por el calor

De Stirling afrontas la zona de los Trossachs, una delicia natural con una sucesión de grandes lagos (el mayor, Loch Lommond), hasta que llegas a Glencoe, uno de los valles más bellos del mundo, que enlaza con el famoso hogar de Nessie, el monstruo del Lago Ness. Desde allí te desvías al oeste para recorrer la maravillosa Isle (isla) of Skye, una explosión de belleza con el ‘daño colateral’ de la casi eterna lluvia. Tras recorrer Skye, volvemos a la Escocia ‘continental’ muy cerca del castillo más famoso de estas tierras, el Eilean Donan Castle, presente en multitud de películas. Cogemos dirección norte y nos internamos en esa maravilla llamada las Highlands, donde el paisaje cambia radicalmente, dejamos las colinas verdes para entrar en tierra de páramos, grises pero no tristes, que nos llevan a nuestro punto más al norte, John o’Groats.

En Saint Andrews puedes pasear por el Old Course, el campo de golf más famoso del mundo, pues es un parque público

Cogemos ya por fin dirección sur, en una ruta en la que van a primar más los núcleos urbanos que los naturales, como Inverness (punta norte del Loch Ness), Saint Andrews, la cuna del golf, con su mítico campo, el Old Course, por el que puedes pasear sin problemas, pues es público, y por fin Edimburgo, que en el mes de agosto, cuando se hace este viaje, es una auténtica delicia, con su Festival, que lleva a todo el mundo a las calles, con puestos de comida, manifestaciones culturales y un buen rollo bien regado de pintas.

Y de ahí, con sus paradas correspondientes, salimos de Escocia, pasamos unos días en Londres, volvemos a cruzar el estrecho de Calais, unos días en París, y de ahí… de vuelta a casa.

La VW Multivan, aparcada en un camping en plena playa de Sango Sands, al norte de Escocia

Volkswagen Multivan, la polivalencia

La Multivan de Volkswagen es un buen ejemplo de la polivalencia y comodidad del segmento en alza que son las furgonetas de ocho o nueve pasajeros. Aunque no es una Camper, y solo pueden dormir dentro dos personas, ofrece la agilidad de meterse en las ciudades a todas horas, y es el vehículo sin duda perfecto para acometer un viaje como este con la tienda de campaña al hombro.

El desayuno escocés es todavía más ‘potente’ que el famoso English Breakfast

El bulo de la mala comida británica

Para gustos… los gaznates. Pero esa leyenda urbana de que la gastronomía británica es incomible… se cura viajando. Por Gran Bretaña en general y por Escocia en particular, incluso en los pubs de las Highlands más profundas, encuentras platos autóctonos realmente deliciosos, mucho más alla del roast beef. Cuanto más apartado esté el pub, más oportunidades nuevas gastronómicas ofrece.

En los campings de Escocia te puedes encontrar impresionantes furgonetas camper vintage adaptadas

Escocia, zona de acampada libre y de luxe

Si acometemos un viaje rutero por Escocia a bordo de una furgoneta tipo la Volkswagen Multivan, disponemos de una amplia red de campings, muchos de ellos de lujo, tanto para dormir dentro como fuera, en tiendas de campaña. Todos en entornos espectaculares, con todos los servicios y sin muchos problemas de ‘superpoblación’. Pero es que, además, se puede acampar en toda Escocia de forma absolutamente libre.

El castillo de Glamis es una auténtica delicia de arquitectura, historia y jardines. Y por supuesto, tiene varios fantasmas.

Encantadores castillos… y sus fantasmas

La historia de Escocia, plagada de clanes, reyes y sangre, se escribe con fuego en las piedras de los castillos. Muchos de ellos solo ruinas, pero que aún así ofrecen un viaje en el tiempo acorde con el paisaje, y otros absolutamente de cuento de hadas, como el de Glamis, no muy lejos de Edimburgo. Y todos ellos, con fantasmas.

Amanecer y golf: poco más necesitan los ‘indígenas escoceses’ para ser felices

Piensas en millas, no en kilómetros

Algo que no hemos abordado en el texto general a la hora de conducir en Gran Bretaña es el tema de las distancias. Cuando te vas a comer tantos kilómetros, nada más deprimente que las distancias sean… en millas. Así que haz unas prácticas antes de partir con la tabla de multiplicar del… 1,6. No se te harán tan largos los ‘kilómetros’.

En Londres algunos aparcamientos no han evolucionado desde la época de Jack el Destripador

Miguel Ángel Linares
Miguel Ángel Linares

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