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ARQUEOLOGÍA SOBRE RUEDAS

T.REX: LA LEYENDA NEGRA DE UN SUEÑO TRUNCADO EN EL ASFALTO

El fulgor de la fama es efímero cuando el destino pisa el acelerador. El grupo T. Rex, líder indiscutible del glam rock de los años 70, vivió una ascensión meteórica y una caída envuelta en tragedia. Bajo las luces del éxito, la sombra de la fatalidad se extendió sobre sus miembros, sellando su historia con muertes abruptas, especialmente dos que tuvieron como protagonista final el asfalto: la de Marc Bolan y la de Steve Currie, muerto #TalDíaComoHoy en 1981.

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«Get it on», el mayor éxito de T-Rex

El nacimiento de un mito

Corría 1967 cuando un joven y carismático Marc Bolan formaba, junto a Steve Peregrin Took, el embrión de lo que sería T. Rex. Bajo el nombre de Tyrannosaurus Rex, comenzaron a forjar una propuesta de folk psicodélico cargada de misticismo. Sin embargo, Bolan tenía otros sueños: deseaba llenar estadios, dominar las listas, y vestir su música de éxtasis eléctrico.

Fue en 1970 cuando, tras la salida de Took y la entrada de Mickey Finn, Bolan acortó el nombre a T. Rex y revolucionó su sonido. Llegó el éxito inmediato con «Ride a White Swan» y, poco después, el álbum «Electric Warrior» en 1971, donde himnos como «Get It On» elevaron a la banda a un pedestal dorado. Bolan, con su imagen andrógina y su magnetismo animal, se convirtió en un icono.

Junto a él, Steve Currie, reclutado como bajista, se convirtió en pieza clave. Su bajo, elegante y contagioso, fue el latido de canciones inmortales como «Jeepster» o «Telegram Sam«. La formación, completada por Bill Legend en la batería y Mickey Finn en la percusión, era una máquina imparable de hits.

La vida y la muerte de Marc Bolan

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Asfalto y tragedia: la muerte de Marc Bolan

Pero el sueño glam también escondía grietas. A medida que avanzaban los setenta, T. Rex empezó a perder el favor del público, y Bolan, atrapado en una espiral de excesos, se alejaba de su mejor versión.

El 16 de septiembre de 1977 Marc Bolan, quien paradójicamente tenía un miedo casi irracional a conducir y jamás se sacó el carnet, subió al coche de su pareja, la cantante Gloria Jones. En una curva de Barnes (Londres), el MINI que conducía Jones se estrelló contra un árbol. Bolan, con apenas 29 años, murió al instante.

El niño de las estrellas, el héroe del glitter, había encontrado su fin en el mismo elemento que siempre temió: el asfalto. La música perdió a uno de sus genios más brillantes. Para muchos, fue como si el glam rock hubiera muerto también aquella noche.

Stevie Currie y Marc Bolan, ambos muertos en el asfalto

Steve Currie: otro golpe mortal

La tragedia no terminaría con Bolan. En 1981, apenas cuatro años después, el bajista Steve Currie encontraba también la muerte en un accidente automovilístico en Portugal.

Currie había dejado T. Rex en 1976, cuando la banda ya no era la máquina de éxitos que había sido. Se había dedicado a trabajar como músico de sesión, llevando una vida mucho más discreta que la de su antiguo líder. Sin embargo, el destino fue igualmente cruel.

Tenía sólo 33 años. Dos de los pilares de T. Rex se habían apagado demasiado pronto, ambos abrazados, de manera brutal, por el mismo verdugo: la carretera.

«Ride a White Swan», otro gran éxito de T-Rex

Una banda marcada por la muerte

La maldición de T. Rex parecía extenderse más allá de sus dos principales bajas. Otros miembros también encontrarían finales prematuros, aunque por diferentes causas.

Steve Peregrin Took, cofundador junto a Bolan, murió en 1980 a los 31 años, tras atragantarse mientras comía, bajo los efectos de drogas. Su muerte fue absurda y trágica, un reflejo más del lado oscuro que muchas veces acompaña a los prodigios que deslumbran muy pronto.

Mickey Finn, el percusionista que acompañó a Bolan en su época dorada, falleció en 2003 debido a una insuficiencia hepática causada por el alcoholismo. A pesar de sus intentos de mantener vivo el espíritu de T. Rex en bandas tributo, nunca pudo escapar del fantasma de un pasado glorioso y maldito.

Dino Dines, teclista que había reforzado el sonido de la última etapa de T. Rex, sucumbió a un ataque al corazón en 2004.

Un legado eterno

A pesar de su trágica época final, T. Rex sigue brillando en la memoria colectiva. Su legado son canciones que no envejecen, riffs que vibran con la misma energía cruda de entonces, y una estética que cambió para siempre el panorama musical.

Marc Bolan no solo fue un músico. Fue un visionario, un soñador de melodías estrelladas, capaz de unir la fantasía y el ruido, la ternura y el deseo, en cada nota.

Monumento en el lugar donde Marc Bolan perdió la vida en 1977

Pero el éxito, como el coche en la noche fatídica, puede salirse de la carretera en cualquier momento. En la historia de T. Rex, el asfalto no es solo un escenario: es el límite brutal que separa el sueño de la tragedia.

Hoy, cuando suenan los acordes de «Get It On» o «Children of the Revolution«, el brillo de T. Rex sigue iluminando la cultura pop. Pero bajo ese resplandor, se oculta el eco de un éxito segado a velocidad mortal, una leyenda negra que nunca dejará de estremecer.

T. Rex fue la banda que tocó las estrellas… y se estrelló en el camino.

Miguel Ángel Linares
Miguel Ángel Linares

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