Opel presenta el nuevo Crossland X, un auténtico crossover, que coge lo mejor de los SUV y de los monovolúmenes para crear un concepto que va más allá. Lo hemos conducido en los alrededores de Venecia durante dos días. Aquí van nuestras primeras impresiones.
El Opel Crossland X riza el rizo más rizoso que hayas podido imaginar. Ya no valen los SUV o los monovolúmenes con aspecto campero. Se trata de intentar crear el coche que tenga los mejores ingredientes de las carrocerías más demandadas para lograr el ‘coche total’, y parece que Opel ha hecho muy bien los deberes. El precio de lanzamiento, 14.740 euros.
Este Opel Crossland X es el primer crossover de Opel que obedece a estas premisas, y con sus 4,21 metros de longitud aúna practicidad y diseño con la lógica más factible. Tremendamente parecido al Opel Mokka X (4,28 metros), en la marca alemana dicen que, aunque efectivamente sean similares, los planteamientos de uno y otro son diferentes, y eso se nota.
En la concepción de este nuevo Opel Crossland X se ha trabajado mucho en el diseño SUV expresivo, pero sin olvidar lo práctico, intentando mantener unas medidas compactas pero siempre con personalidad. Por cierto que la altura de conducción es un poquito más elevada que la de un coche compacto tradicional.
Como bien intentamos explicar, el Crossland X coge lo mejor del monovolumen y del SUV para crear este crossover versátil, funcional y espacioso, en mayor medida que el tradicional SUV. Destaca en este diseño el techo flotante, gracias al pilar C que lleva buena parte del mismo pintada en negro, y una doble ceja en los pilotos delanteros y traseros, seña de identidad de la marca.
No sólo se ha trabajado en el diseño exterior, pues el interior goza de una estudiada ergonomía. Puede montar una segunda fila de asientos deslizable, que convierte los 410 litros de maletero hasta en 520, sacrificando las tres plazas posteriores.
En el cuadro de mandos, salpicadero y consola central vemos que se ha buscado poner el menor número de botones posible. Diseño del salpicadero horizontal, limpio, elegante. Muchas funciones están integradas en la pantalla táctil de 8 pulgadas, que admite Android Auto y Apple Car Play. Por supuesto, no falta el On Star 24 horas y la conexión wifi 4G.
Muchos detalles completan al nuevo Opel Crossland X, como las luces Full Led, el Head Up Display, cámara trasera panorámica, sistema de frenada de emergencia automática con peatones… y buscando siempre una insonorización máxima para lograr el mayor confort posible.
A nivel de motores, la marca apuesta por un bloque 1.2 gasolina de tres cilindros, que ofrece hasta tres potencias distintas y un bloque tetracilíndrico diesel de 1.6 litros, con dos potencias distintas.
En gasolina, el 1.2 de acceso es atmosférico, con 81 CV de potencia. Con ayuda del turbo, obtenemos otras dos opciones mecánicas, de 110 y 130 CV. En gasoil, el primer escalón lo tenemos en 99 CV, con opción de comprar una versión Ecotec. El segundo escalón tiene 120 CV de potencia.
Puede tener cambio manual de cinco o seis velocidades y el 110 gasolina puede montar un cambio automático de 6 relaciones por 1.900 euros extra. Dos opciones de equipamiento disponibles, Selective y Excellence, la más equipada.
CON EL NUEVO OPEL CROSSLAND X POR VENECIA Y ALREDEDORES
Casi 300 kilómetros hemos podido completar con tres unidades del nuevo Opel Crossland X. Un 110 gasolina con cambio automático, el 120 diesel y el 130 gasolina, estos últimos manuales, han sido los encargados de proporcionarnos las primeras impresiones de cómo va el nuevo Crossover de Opel.
Reconocemos que, de primeras, es complicado diferenciar el Mokka X del Crossland X. Poco a poco te familiarizas con los cambios, pequeños, sutiles… pero ahí están. La duda de la canibalización entre modelos es legítima, pero en Opel confían en que no será un problema.
Señalada esta primera impresión, nos centramos en un concepto que, sinceramente, nos parece un acierto pleno. Lograr el espacio de un pequeño monovolumen –viene a sustituir al Meriva- con la estética fresca y atrevida de un SUV, tiene su mérito, más cuando no hay ni se espera la tracción 4×4. Para eso tienes el Mokka X.
Nos gusta lo que vemos. Las proporciones son ideales, se aprecia el esfuerzo alemán por lograr la simbiosis perfecta entre los conceptos ya nombrados, y a fe mí que lo consiguen. Nos encanta el techo flotante, con esos grupos ópticos traseros que ‘rompen’ visualmente el pilar C y lograr ese efecto.
El frontal tiene su gracia, con unos faros ciertamente agresivos y dinámicos. Llama la atención en la chapa lateral la ondulación que recorre ambas puertas. Detrás, grupos ópticos realmente llamativos, potentes, personales, robustos. Bien por el voladizo superior que alarga visualmente el techo y acoge la tercera luz de freno.
El interior también ha cambiado. Todo se ha pulido al máximo, aunque hemos notado mucho plástico duro y algún que otro ensamblaje, sobre todo en el volante, algo mejorable. Nos gustan las nuevas formas, las nuevas grafías, aunque nos chirrían dos cosas. Sigue siendo necesario quitar la mano del volante para actuar sobre el indicador del ordenador de a bordo, y el pomo de la palanca del cambio manual es tan ancho, que no favorece el accionamiento de la misma.
Por lo demás, asientos cómodos, confortables, aireadores de nuevo cuño, efectivamente, muy pocos botones, pero sensación de limpieza y comodidad. Bien el espacio atrás, y bien por el maletero, extensible si cuentas con la segunda fila de asientos deslizantes, muy práctico para jugar con el espacio en función de lo que necesites en cada momento.
Nos ponemos en marcha, y el primero en caer en nuestras manos es un 1.2 Turbo de 110 caballos, gasolina, con cambio automático. En un color azul eléctrico, se nota un coche fresco, dinámico, con un punto de atrevimiento que nos gusta.
Apreciamos la comodidad y confort en cuanto a la conducción. La insonorización se siente coherente y el tacto del volante y de las suspensiones nos parecen muy correctos, con sinceridad. Nos encanta la sensación de espacio, con un techo alto, propio de monovolumen.
En lo menos bueno, el cambio nos parece algo perezoso, y nos gustaría contar con algo más de potencia instantánea, algo que obtenemos en su hermano el 130. Tampoco nos gusta el consumo después de más de 100 kilómetros de prueba, pues casi llega a los 8 litros, aunque en una toma de contacto este hecho no deja de ser anecdótico.
Nos bajamos del gasolina y subimos al diesel de 120 caballos. En parado es cierto que traquetea un poco, pero sólo nos damos cuenta porque venimos del gasolina. De nuevas, seguro que no lo notas tanto. En marcha, también notamos un poco más de rumorosidad que en el gasolina.
También con esta unidad hacemos más de 100 kilómetros, y ya nos cuadra más ver el 5,7 litros a los 100 al final de nuestro periplo. Se nota un Crossland X muy suave, y al igual que sus hermanos, conecta nada más arrancar el aviso de cambio de carril involuntario, que debes desconectar manualmente cuando te canses de su soniquete, si no eres muy cuidadoso a la hora de maniobrar.
También aquí nos fijamos en los numerosos espacios que hay para vaciar bolsillos, así como una guantera muy a lo Citroen, ejem, con mucho espacio y dejando, a la vez, mucho sitio para las piernas del copiloto. En esta unidad, por cierto, la dirección nos pareció mejorable, algo que solventamos al coger el gasolina 130 más tarde.
De hecho, los 40 kilómetros que hacemos con el más potente de los Crossland X nos arrancan una sonrisa. Primero, porque el consumo se estabiliza en 7,5 litros a los cien kilómetros, y segundo porque notamos algo más de punch en el motor, con aceleraciones más ricas, sin ser el acabose, pero más coherentes.
Nos llama la atención, viendo toda la gama, que entre el 81 CV menos equipado (Selective) y el 120 diesel más equipado (Excellence) sólo hay 4.500 euros. Entre medias, toda la gama, con diferentes potencias, equipamientos y cambios. Sorprende.
Como ejemplos, el diesel más económico es el 99 CV por 20.200 euros. Si quieres turbo gasolina, lo mínimo son 19.582 euros.
A mediados de junio el Opel Crossland X estará disponible en los concesionarios de la marca, que confirma que en 2018 habrá una versión GLP.
Óscar González Soria – oscargonzalez@revistadelmotor.es
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