Diseño

A la vista está que este Renault Talisman Sport Tourer es un coche casi señorial. Y no hace falta para ello estar en el interior del Initiale Paris, el acabado más completo y equipado de los cuatro que puede ofrecer la marca del rombo en este modelo. En las versiones con menos equipamiento también se nota que el coche está hecho con un cariño y un esmero que le pone directamente entre los mejores del segmento.

A nivel estético, tenemos que tener claro desde el minuto 1 que Renault ha dejado la condescendencia de lado y ha decidido arriesgar, no sólo en coches pequeños, sino también en los grandes, con diseños atrevidos, audaces, no exentos de elegancia y dinamismo. Y este Renault Talisman es buena muestra de ello, tanto o más el Sport Tourer, con una parte trasera realmente espectacular.

No vamos a entrar aquí a debatir si es más bonita la berlina o la versión familiar. Tampoco que de Países Bajos para arriba se venda menos la berlina que la carrocería ranchera, y que de Francia para abajo, en Europa se entiende, sea al revés. Cuestión de gustos y necesidades sin duda, pero sirva esta pequeña tribuna para abrir un debate al que casi nadie sabe dar las razones adecuadas.

Ciñéndonos ahora a nuestro Renault Talisman Sport Tourer, comparte el frontal centímetro por centímetro con la berlina, y en ambos vemos un desafío, no sólo estético, sino vital. La fábrica francesa ha decidido pasar al ataque, y lo hace con unas líneas agresivas, deportivas, dinámicas, que no sólo llaman la atención, sino que extienden un cheque de ilusión al portador.

Además de un rombo sobredimensionado, sin duda el que se compre un Talisman se sentirá orgulloso de Renault, nos encontramos un frontal muy horizontal, con una parrilla cruzada por varias franjas cromadas de gran tamaño. Justo donde acaba la superior, empiezan unos faros psicodélicos como pocos has visto en tu vida. Un especie de patilla de gafa cae del exterior de ellos para dibujar la firma lumínica más diabólicamente extraña con la que nos hemos cruzado en nuestra vida. Sin tapujos.

Su cara de casi permanente enfado, como apretando los dientes y buscando retos sin parar, se transforma en fina elegancia cuando lo contemplamos de lado. La carrocería familiar no puede engañar a nadie, pero dentro del limitado margen de maniobra en el diseño de este tipo de coches, Renault consigue un ‘saber estar’ digno de mención.

Obviamente, nuestras llantas Initiale Paris de 19 pulgadas ayudan y mucho a esa planta de atleta. Las líneas son muy rectas, puras, una carrocería muy plana, realmente pegada al suelo, con una elegante superficie acristalada de más a menos, y una chapa que aparente ligereza y velocidad. Vemos mucho grupo óptico por el lateral delantero, algo menos por el trasero, con un pequeño alerón superior que resalta aún más su dinamismo.

 

La zaga es un dechado de virtudes. Nos gusta sobremanera ver como los pilotos extienden su tentáculo superior hasta casi tocarse, sólo lo impide, de nuevo, el rombo de la marca. Los grupos ópticos no pueden ser más horizontales, sensación que aumenta cuando bajamos la vista y vemos las dos -falsas- salidas de escape en los extremos, que no pueden ser más planas. De nuevo prima la sensación dinámica por encima de todo, con una luneta trasera negra tintada muy estrecha y deportiva.

 

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Prueba: RENAULT TALISMAN ST. Con todo y a por todos

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