Interior y vida a bordo
El espacio disponible en el habitáculo tiene cosas buenas y otras no tanto. Empecemos por lo mejorable. A pesar de sus 4,42 metros, tenemos que decir que, en cuanto al espacio, las cosas se pueden hacer mejor. Las ansias de hacer un coche con una línea de cintura alta pero con mucha altura al suelo, ha hecho que la altura disponible no esté entre las mejores. Una mezcla de guarnecidos gruesos (más con la opción de techo solar) junto con lo alto que están los asientos delanteros en su posición más baja, hace que las personas que midan más de 1,80 metros tengan el techo demasiado cerca de la cabeza. Lo mismo pasa en las plazas traseras, que van un pelín justas en altura, no así en anchura donde no tendremos problemas para albergar a dos adultos o tres personas pequeñas. En cuanto al maletero, los 370 litros no están mal, teniendo en cuenta que es el más largo de la categoría.
Una vez en el interior nos damos cuenta de que se respira Mercedes y GLA por todas partes. Es innegable, en Infiniti no tienen reparos en reconocerlo… y es que no podrían ocultarlo, ya que hay un montón de elementos comunes. Los asientos deportivos, el cuadro de mandos, el plafón del techo, el ordenador de a bordo, el volante multifunción… ¡hasta la llave es la misma que las de los vehículos Mercedes!.
En la consola central, salpicadero y volante hay botonería «made in Mercedes», aunque también hay elementos propios. El navegador, por ejemplo, los cuidados materiales, la palanca del cambio y el mando principal del navegador… todo esto es de Infiniti, aunque también hay que decir que este último mando, la ruleta del navegador, queda situada muy atrás y tienes que forzar el brazo y la muñeca para poder operar con ella. Habría que recolocar un poco más adelante este mando. Los materiales y ajustes son inmejorables, aunque si nos dan a elegir, apostaríamos en las gamas bajas por la tela y en las altas por la napa, con un tacto muy bueno.