Diseño
Citroën traslada su filosofía al segmento de los compactos urbanos con el lanzamiento de esta tercera generación del Citroën C3. La marca se ha puesto las pilas a base de bien. Ha dejado abierta la válvula creativa y propone un sinfín de soluciones útiles que intentarán hacer la vida del conductor mucho más fácil y adaptada al siglo XXI. Todo ello, con un diseño único y atrevido, una fuerte personalidad y una conectividad de rabiosa actualidad.
Su diseño y su extensa gama de colores convierten al nuevo Citroën C3 en un modelo trendy y perfectamente dispuesto en línea con los tiempos actuales. Las posibilidades de personalización permiten adaptar esta estética rompedora a los gustos y preferencias de todas las personas. Ya hemos visto en coches pequeños la combinación de colores y la inclusión de todo tipo de pegatinas.
En este caso, el acabado bitono del exterior, con hasta 36 combinaciones posibles de techo y carrocería, es sólo un anticipo de las múltiples posibilidades que ofrece, en las que participan también elementos como el contorno de los faros antiniebla, las carcasas de retrovisores y los Airbump. Todo por y para lograr un look urbano fuera de toda duda.
La imagen externa es fantástica, de verdad. Fresco, atrevido, novedoso, juvenil, colorista… sinceramente, bravo por la apuesta descarada de la firma de los Chevrones. Es imposible no imaginarse al volante de este Citroën C3 con ropas coloristas, gafas de sol y salir de él manejando el último grito de la tecnología más avanzada.
El diseño es el principal gancho exterior de este nuevo C3. Y razón no le falta. Las líneas, todas sin excepción, son realmente atrevidas, no futuristas, pero si arriesgadas y coloristas. El morro tiene una imagen muy potente, las ópticas divididas en tres grupos, mucho plástico negro, pero esta vez parece que está hecho con bastante gusto e intención. Nos gusta la integración de las luces superiores en las líneas horizontales que integran el símbolo de la marca. Es audaz, desafiante. Bravo.
En la vista lateral, al pequeño francés se le ve muy compacto, muy bien hecho, con idéntico protagonismo de chapa y plástico negro, siempre jugando con los colores, con el techo, con la funda de los retrovisores. Las unidades que no llevan AirBump tienen en su parte baja la pequeña hendidura a lo largo de las dos puertas, en la parte inferior de la chapa, donde se montan estas protecciones, mucho más estrechas y más bajas que las vistas en el C4 Cactus.
Es por ello que dudamos un poco de su función, pero el día a día dictará sentencia sin duda. Mola que en nuestra unidad, gris oscura, la almohadilla más cercana al frontal del coche sea de color blanco, a juego con techo, retrovisores y embellecedor de antiniebla.
Nuestra unidad de pruebas no es la más vistosa de todas las existentes. Casi diría que es más bien discreta, a la par que elegante. El gris oscuro metalizado en contraste con el blanco de techo, carcasa de retrovisores y embellecedores de los antiniebla no queda nada mal, francamente, y desprende ese aire de modernidad intelectualoide que deberían tener los coches de la próxima generación.
La parte trasera es muy personal, casi más parecida al primer prototipo del Cactus que el propio C4 Cactus en sí. Nos encantan sus pilotos, la estrecha luna trasera negra, la tercera luz de freno integrada en el techo. Y siempre cantidades ingentes de plástico negro de parachoques y protecciones generosas.
En cualquier caso, las 36 opciones de combinar colores en carrocería y techo dan mucho pero que mucho juego, amén de diversos stickers de personalización. Llaman especialmente la atención algunos sobre el techo, con diversas temáticas y soluciones más que coloristas.
Atención especial a las fantásticas llantas de 17 pulgadas que luce nuestra unidad. Sin duda va sobrecalzado por tamaño y potencia, penalizan mínimamente el consumo, pero si eres un ‘fashion victim’, sin duda estas llamativas llantas llevan tu nombre.
Motor, acabados y equipamiento