Diseño
Sin duda nos encontramos ante dos coches deportivos de muy altas prestaciones, luego encontraremos muchos detalles aerodinámicos y soluciones estéticas destinadas no sólo a ser más atractivos a sus compradores, sino también más efectivos cuando se conducen a todo lo que dan. El diseño no se discute, y veremos que son dos máquinas realmente diferentes, pero con un único objetivo común, ser los más bonitos y rápidos.
El Mercedes-AMG GT S es un deportivo con carrocería coupé en la que no hay concesiones a la comodidad. Dispone de una disposición peculiar que nos recuerda a los antiguos deportivos, con un capó muy largo y unos pasajeros que van sentados prácticamente sobre el eje trasero. Esta disposición le da un carácter único al conducirlo, pues te encuentras con mucho coche por delante, el eje delantero, realmente lejos del conductor/piloto. Destaca una calandra muy agresiva, con la estrella de la marca bien grande situada en el centro de la parrilla, con unos faros delanteros de gran tamaño situados en las esquinas y al otro lado, una trasera minimalista, con formas sencillas que no simples y unos faros traseros que son casi una tira estrecha de luces. Es sin duda la zaga la parte que no deja indiferente a nadie y termina de enamorar a aquellos contados que aún no estuvieran convencidos viendo su delantera.
En su diseño se ha apostado por pegar la carrocería al suelo lo máximo posible. Llantas enormes, respiradero tras las ruedas delanteros con la inscripción V8 Biturbo bien visible, un techo muy plano y bajito y una caída del mismo hacia la parte trasera que recordaremos mientras vivamos. Espectacular.
Nos acercamos al Audi R8, en su segunda generación, y si el anterior te parecía una pasada, el nuevo supera con creces lo visto antes… y no era nada fácil rediseñar algo que es atractivo hasta decir basta. Todos los elementos externos se han pulido o inventado de nuevo para formar un todo ante el que es imposible permanecer indiferente.
Cuenta con una enorme parrilla hexagonal que casi oculta un bólido con faros afilados y ‘longuilíneos’ que son completados en la parte inferior por una toma de aire con rejilla negra que ayudan a ventilar los discos de freno. El capó protuberante casi oculta el parabrisas, ya lejos. La planta lateral es increíble, pues el coche parece que se agazapa, se aplasta al suelo. Las enormes ruedas de nuestra unidad, con llantas de 20 pulgadas y perfil de solo 30, en color negro, no vienen de serie. Observamos que ambos ejes, especialmente el trasero, no puede estar más en los extremos del coche, con lo que garantiza la estabilidad necesaria con esta potencia. La rueda trasera apenas deja unos centímetros para ‘acabar’ el coche.
El cristal lateral apenas ocupa unos centímetros. Las placas negras de la toma de aire para las ruedas traseras y la superior que rodea la tapa del depósito le dan un aspecto más fiero. Apenas levanta 1,24 metros del suelo en la parte más alta del biplaza, justo donde van las cabezas de los ocupantes.
La zaga es también aquí mi parte favorita. Rotunda, abigarrada, potente, espectacular… se acaban los adjetivos para un diseño que simboliza la potencia y la fuerza bruta en la carretera. Los pilotos son de nuevo cuño, con intermitentes en la parte inferior progresivos a la hora de funcionar. El difusor en la parte inferior también es soberbio, y las salidas de escape a ambos lados, dejando entrever en la parte inferior unas ruedas de más de 30 centímetros de contacto con el suelo, asustan al más pintado. Y no podemos acabar sin la luneta trasera… que en el fondo no deja de ser una vitrina espectacular para el motor V10 atmosférico de 540 caballos.
Motor, acabados y equipamiento