El Concurso de Elegancia de Pebble Beach ha sido el escenario escogido por Bugatti para dar a conocer la versión norteamericana del Chiron, su nuevo deportivo.
Presentado como primicia mundial en el Salón del Automóvil de Ginebra, el Bugatti Chiron es el coche con el que la marca francesa quiere seguir haciendo historia. Su diseño, su carrocería de fibra de carbono, su motor W16 de 1.500 CV y su interior son algunos de los elementos más característicos de este coche. Por eso, esta vez, vamos a intentar que disfrutéis del Chiron desde una óptica diferente. Yendo al detalle de uno de los mejores superdeportivos que jamás han sido fabricados.
La mirada de la velocidad
Uno de los elementos más distintivos del Chiron son sus faros. Las ocho ópticas independientes manan del interior del coche para darle aún más carácter al coche. Este frontal, que pudo haber sido un tanto diferente, ya pudo ser disfrutado con el Bugatti Vision Gran Turismo. Además, la funcionalidad no ha sido dejada de lado y por eso la iluminación LED de estos faros proporcionan un haz de luz que facilita la conducción de un coche que supera los 400 km/h.
Una mordida que te deja pegado al asiento
Esta pinza roja con las letras blancas en las que se puede leer la palabra «Bugatti» no es un elemento inocuo del coche. Estas pinzas son más ligeras que las del Veryon debido a que en Bugatti han escogido el titanio como material para fabricar los pistones. Dichos pistones son de tamaños diferentes dependiendo de la pinza en la que estén. Bugatti los ha diseñado así para asegurar un mejor reparto de frenada. Las pinzas delanteras cuentan con ocho pistones mientras que las traseras tienen seis pistones.
Las pinzas delantera muerden unos discos de 420 mm mientras que las traseras tienen que lidiar con unos discos de 400 mm de diámetro. Los cuatro discos son carbono cerámicos y su grosor es 2 mm inferior a los discos del Veyron. La importancia de este elemento es vital dado que parar a un coche de 1.500 CV que puede llegar a los 420 km/h no es una tarea menor.
W16, una combinación alfanumérica mágica
Al igual que el Veyron, el Bugatti Chiron dispone en posición central trasera de un motor de 16 cilindros en W. El apoyo de los cuatro turbocompresores es vital para que se puedan desarrollar los 1.500 CV de este coche. El par motor con el que la caja de cambios y los neumáticos tiene que lidiar es de hasta 1.600 Nm. Respecto al motor del Veyron, los ingenieros de Bugatti han aumentado el flujo de aire por los turbos y la cantidad de combustible que llena la cámara de combustión. En total son 60.000 litros de aire los que introducen los turbocompresores, cada minuto.
Gracias a este motor, y otros aspectos como la aerodinámica, el Chiron puede presumir de ser uno de los coches más rápidos del mundo. Acelera de 0-100 km/h en 2,5 segundos y su velocidad máxima es de 420 km/h. Aunque desde Bugatti saben que el Chiron podría rodar a una velocidad superior.
El lujo se ve en el detalle
Ya con el Veyron pudimos ver que a Bugatti no sólo le interesa la potencia y la deportividad, sino también el lujo. Una vez más nos traen un coche en el que la atención al detalle es realmente alta. La gran variedad de tejidos y colores con los que se puede tapizar el habitáculo es buena prueba de ello. A ello hay que sumar el confort que busca Bugatti en sus coches. Unos coches que hasta el propio Ettore Bugatti sigue firmando.
Bugatti Chiron, en el pináculo de los superdeportivos
En los últimos años no son pocos los superdeportivos que han querido conquistar al público y a los aficionados. El trío formado por el Ferrari LaFerrari, el McLaren P1 y el Porche 918 Spyder apostaron por deslumbrar con tres formas de entender la hibridación de los superdeportivos. El Koenigsegg Regera llegó con su revolucionario sistema que suprimía la caja de cambios en un motor híbrido de 1.500 CV. Pero en Bugatti han querido ser más tradicionales. La evolución del Veyron y su motor en el Chiron han sido más que suficientes para que la marca siga teniendo un producto referencia en su segmento.
