El Audi A5 es el foco de la actualidad con la presentación de la segunda generación. Sin embargo éste no ha sido el primer coupé exitoso de la marca. Antes de él hubo cuatro modelos que, a su manera, conquistaron el mercado.
Audi 100 Coupé
Fue en 1969 cuando Audi presentó en el Salón del Automóvil de Frankfurt el 100 Coupé S. Se trataba de un modelo basado en la berlina del segmento E, el primer Audi 100. Este coche pronto llamó la atención por su diseño, más italiano que germano. La parrilla frontal con los faros dobles y los cuatro aros en la parte central eran una de las señas de identidad de este coche.
Aunque si hablamos de señas de identidad tenemos que comentar obligatoriamente la caída del techo. Quizá algunos hayan pensado en el Audi A5 Sportback o en el Audi A7 Sportback al verla, y no es para menos, ya que la influencia es clara. La pronunciada caída del techo se combinaba con una línea de ventanillas que tenía un vértice en su parte superior, un detalle presente en los Audi modernos que hemos citado.
El Audi 100 Coupé S montó en el inicio de su comercialización un motor de cuatro cilindros en línea cuya capacidad era de 1.871 cc. Su potencia era de 115 CV y perduró en el mercado durante varios años. Aunque recibió mejoras ya que Audi introdujo dos carburadores y en 1975 equipó un único carburador, más deportivo. Sin embargo la potencia disminuyó hasta los 112 CV, aunque los clientes probablemente ni notaron este hecho.
Audi Quattro
Derivado del Audi Coupé GT, este es uno de los Audi que más gloria soporta sobre sus espaldas. Este modelo ofrecía una clara personalidad de deportivo, y no sólo por su estética, sino también por sus motores. El modelo base equipaba un propulsor de 2.1 litros que producía 203 CV, mientras que el motor de 2,3 litros entregaba 223 CV.
Pero si por una versión en concreto suspira medio mundo es por el Audi quattro Sport. Lanzado al mercado en forma de edición limitada a 200 unidades entre 1984 y 1985, el modelo disfrutaba de un frontal modificado, unos pasos de rueda más anchos y una homologación para la competición. Si todo esto no fuese poco para atraer miradas, su motor de 306 CV hacía lo que fuese posible por atraer miradas al coche.
La gloria de este modelo se debe a sus éxitos en los rallies, sobre todo en el Grupo B. Audi desembarcó en esa categoría con un coche que iba a poner contra las cuerdas a míticos modelos como el Lancia Delta S4, el Peugeot 205 T16 o el Ford Escort RS200. La gran ventaja del Audi era, precisamente, el talón de Aquiles de sus rivales. La tracción total quattro.
Audi S2 Coupé
El Audi Quattro no era un modelo fácil de sustituir. Sus éxitos en la competición lo habían convertido en un coche de culto. Pero como a todo coche, le llegó el momento de ser sustituido y Audi se sacó de la manga un pequeño coupé que pasó a la historia por su versión S2. Su diseño era simple y muy en la línea de lo que Audi tenía en su gama. De su diseño destacaba el alerón trasero y el frontal, que aunque hoy pueda parecer anodino, tenía un toque especial que no tenían otros modelos de Audi.
Bajo el capó había un motor de 5 cilindros en línea con 20 válvulas que tenía el apoyo de un turbo. La potencia que entregaba era de 230 CV a 5.900 rpm y su par motor de 380 Nm entre 2.100 y 4.000 rpm. Para transmitir la potencia del motor a la carretera contaba con una caja de cambios de seis velocidades. Gracias a este motor el coche era capaz de acelerar de 0-100 km/h en 6,2 segundos y alcanzaba una velocidad máxima de 248 km/h.
Audi TT
Con el Audi TT, la marca de Ingolstadt se adentraba en terreno desconocido. Hasta ese momento los coupé que habían tenido eran derivados de berlinas y con un tamaño mayor al del TT. Este coche era un modelo completamente nuevo dentro de la marca. Un pequeño coupé que disponía de motor de 1.8 litros que entregaba potencias comprendidas entre los 150 y los 240 CV. Más tarde llegó un motor V6 de 3.2 litros que rendía 250 CV y que estaba unido a la tracción total quattro.
Sin embargo el Audi TT no se diseñó como un deportivo enfocado a dar las máximas prestaciones posibles. Era un pequeño coupé que podía dar satisfacciones al volante y ser útil en el día a día. Pero la marca decidió vender en 2005 el Audi TT quattro Sport, cuya orientación era claramente más deportiva. Sólo se fabricaron 1.000 unidades de este modelo y equipaba un motor de 1.8 litros turboalimentado de 240 CV de potencia. Con una caja de cambios manual y tracción total, aceleraba de 0-100 km/h en 5,9 segundos y su velocidad máxima era de 250 km/h.
El Audi TT permaneció en la gama hasta nuestros días y fue el último coupé que creó la marca. Al menos hasta que en 2007 presentaron el Audi A5, un coupé medio derivado del Audi A4 y del que ya se ha presentado la segunda generación.