SsangYong está dando pasos de gigante para mejorar y completar su gama. El nuevo XLV puede definirse como un Tivoli con 24 centímetros más, pero es mucho más. Desde 16.650 euros, un monovolumen ¡con mucho fondo!
El nuevo SsangYong XLV ya está a la venta desde 16.650 euros, y aquellos que necesiten un monovolumen y no manejen un presupuesto demasiado holgado tienen un aliado en la nueva propuesta de la marca asiática. Con la misma plataforma que el Tivoli, pero con una longitud de 4,44 metros, el nuevo SsangYong XLV demuestra estar pensado por y para familias con varios miembros que no quiera dejarse nada en casa.
El SsangYong XLV se sitúa como el hermano pequeño del Rodius. Es cierto que el gigante coreano es un siete plazas con un gran maletero, pero no lo es menos que el XLV es un cinco plazas con un maletero que puede llegar a los 720 litros de capacidad, sinceramente, una cifra espectacular.
El segmento C-MPV (monovolúmenes compactos) es uno de los más peleados, con Citroen C4 Picasso y Ford C-Max como grandes dominadores. Comparando todos los datos y el precio final, el XLV sería una compra maestra, con los fríos datos en la mano. En este segmento, el 75% de las ventas son motores diesel y casi el 100% 4×2, lo que explica que, pese a la tradición de SsangYong, este modelo no monte ninguna variante con tracción 4×4. A pesar de ello, sus cotas para uso off road son muy buenas, con 20,8 grados salida, 20 frontal y una altura al suelo de 167 milímetros.
Habitabilidad y capacidad de carga son las claves del nuevo XLV. En la primera materia, destaca además por unas plazas traseras con un túnel de transmisión que no llega a los cinco centímetros de alto, lo que da mucho respiro al ocupante de la plaza central trasera. El respaldo de esa segunda línea de asientos se reclina hasta 27,5 grados y se abate 60/40. Según elijas, tendrás, 1004 litros o 1.156 de capacidad para almacenar objetos y equipaje. En el habitáculo hay amplia variedad de huecos y espacios para dejar cosas.
En cuanto a su estética, el XLV es claramente el hermano mayor del Tivoli, aunque por fisonomía puede decirse que es un escalón intermedio en la familia de monovolúmenes hasta llegar a la cima que representa el Rodius. Por delante no hay mucho que contar que no hayamos visto en el Tivoli. Parrilla estrechísima y faros muy característicos. En el lateral, nervaduras muy marcadas y elevadas sobre los pasos de rueda. Destaca el pilar A en negro piano y el pilar C macizo y potente, marcando aún más una cintura ascendente.
Tampoco pasa desapercibido el techo, largo, flotante, con un alerón superior con la tercera luz de freno led integrada. De inicio hay siete colores a elegir, mientras que las llantas disponibles son de 16 pulgadas en los acabados Line y Premium, y 18 en Limited.
El diseño interior también está en la línea del Tivoli, no puede ser de otra forma. Destaca el volante ligeramente achatado, y un cuadro de mandos tradicional, sencillo y muy legible.
Dos son los motores que trae en opción, ambos de 1.6 litros. El diesel tiene 115 CV, emite 117 gramos de CO2 por km en su opción manual, y homologa 4,5 litros a los 100 (5,9 con el cambio automático). 300 Nm de Par motor más que decentes. La variante gasolina son 128 CV, emite 159 gramos de CO2 y con un par motor de 160 Nm homologa un consumo de 6,8 litros a los 100 km. Todas las opciones con cambio manual disponen de Stop@Start. El cambio automático de origen Aisin trae consigo tres modos de conducción: Eco, Power y Winter, que hemos probado y no hemos notado demasiada diferencia.
Si hablamos de seguridad, varios frentes a comentar. Uno sería los cinco años de garantía o 100.000 kms que ofrece de serie. Otro punto sería la mención de los aceros de alta resistencia empleados para una estructura bastante ligera, pues el peso medio del XLV es de 1.400 kilos. BAS, ARP, EBD-ABS, ESP, HSA, FTCS, ESS… siglas de sistemas de seguridad que acompañan a los seis airbags de serie con el séptimo, el de rodilla, como opción. Por último, la frenada de 100 km por hora a cero se realiza en sólo 42,5 metros, gracias a sus discos ventilados delanteros y sus discos macizos traseros.
En cuanto al equipamiento, tres acabados. El Line lleva llantas de aleación de 16 pulgadas, aire acondicionado, faros antiniebla, sensores de aparcamiento traseros, volante multifunción, control de crucero, ordenador de a bordo y sistema de sonido con MP3, toma USB y bluetooth. El Premium añade el climatizador bizona, el sistema multimedia con pantalla táctil, la cámara de visión trasera, la tapicería de cuero sintético, los raíles sobre el techo, el spoiler trasero, los cristales traseros tintados y el asiento del conductor regulable en altura. Por último, el Limited añade al Premium las llantas de 18 pulgadas, el navegador, techo solar, volante y pomo del cambio en piel, volante calefactable, asientos delanteros calefactados, sensores de luz y lluvia, retrovisores plegables eléctricamente, airbag de rodilla y espejo interior electrocromático. Además en la versión automática se incluye el sistema de llave inteligente.
En cuanto a precios, con el descuento promocional, el gasolina manual con acabado Line sale por 16.650 euros. Mismo motor y acabado Premium, nos vamos a los 18.500. La versión diesel más económica es con el acabado Premium y cambio manual que son 20.000 euros justos. Con cambio automático, 2.000 euros más. Con el acabado Limited, los precios son 22.000 con cambio manual y 24.000 el automático.
Los precios de las opciones no están nada mal. 500 euros por el navegador, 410 por la pintura metalizada, 200 por el pack utilidad con un par de bandejas en el maletero y kit reparapinchazos y si quieres rueda de emergencia, 100 euros.
Desde SsangYong España se descarta que haya tracción 4×4, más motores e incluso versión de siete plazas a corto y medio plazo.
CON EL NUEVO SSANGYONG XLV POR LA PROVINCIA DE MADRID
Hemos hecho un centenar de kilómetros en esta primera toma de contacto con el nuevo XLV, la mayoría de ellos con el cambio automático, pero también unos pocos, muy agradables, con el cambio manual.
En la inspección visual previa no podemos mentir. Pese a rasgos modernos y juveniles el XLV no entra por los ojos. Luce mucho más con las preciosas llantas de 18 pulgadas del acabado Limited, pero está claro que su lenguaje de diseño en el Tivoli, con su tamaño más reducido, encaja mejor que con los casi 4,5 metros de longitud. A pesar de todo, acuérdense del anterior modelo de Rodius y seguro que el XLV sale más que favorecido.
Por dentro tampoco hay muchas novedades con el Tivoli. Quizá más huecos para dejar objetos, haciendo buena la definición de monovolumen. Eso en la parte delantera, porque la segunda fila ya comprobamos que hay bastante espacio para tres adultos, y viene de lujo poder reclinar los respaldos casi a voluntad.
La madre del cordero, es su punto más fuerte, sin lugar a dudas, es un maletero espectacular, con más de 700 litros de capacidad, y una doble bandeja que se puede situar a distintas alturas para poder encajar a la perfección todos los bultos que puedas manejar/necesitar. Hay alguna foto de muestra en el reportaje en el que hay hasta siete maletas de todos los tamaños… y aún sobra espacio.
Empezamos por una unidad en color blanco con cambio automático, motor diesel y acabado Limited. Es el acabado más alto, pero nos avisan que la unidad corresponde a la presentación internacional, y por ejemplo el navegador que vemos no se corresponde al que finalmente estará disponible en España.
No hace falta perder mucho tiempo en los reglajes y en hacernos al interior, pues tenemos el Tivoli bastante reciente. Nos gusta el tacto del volante, la dirección es bastante precisa, no nos entusiasma tanto que el botón para ver los datos del ordenador de a bordo esté en la consola central y no el propio volante.
En ciudad el XLV se muestra suave, cómodo y confortable. Para el 99% de sus clientes objetivo estas características serán más que valoradas y gozará del agrado de sus dueños sin lugar a dudas. Es cierto que estéticamente no es el más bonito, ni el más potente, ni el que más glamour rezuma, pero a practicidad pocos le van a ganar. Garantizado. Ni a buen precio. Seguro.
Salimos de la ciudad a carreteras más abiertas, reviradas incluso, y buscamos la parte alta del cuentavueltas. Nos damos cuenta de que el motor estira poco y antes de llegar a las 4.000 revoluciones por minuto, justo donde empieza la zona roja, se produce el cambio de marcha. Si pisas el pedal a fondo, entra algo de ruido en el habitáculo, pero no es nada comparable al que había antaño en modelos incluso de la misma marca.
Las curvas y el asfalto desigual tampoco es que incomoden demasiado al SsangYong XLV, que se adapta al terreno fenomenal, con una batalla de 2.600 milímetros. No es su terreno, pero sale airoso sin problema y sin quejarse. Es más, al término de un recorrido que apuntaba ligeramente hacia arriba, la media fue de poco más de 7,5 litros. Eso sí, el cambio automático no es el mejor del mundo. Viendo que cuesta 2.000 euros más de sobreprecio con respecto al manual, sinceramente, yo no tendría ninguna duda y me iría al manual de calle.
Momento para cambiar de coche. Volvemos a apostar por el diesel de 115 CV, que tan cómodo y confortable nos ha resultado, pero ahora con el acabado Premium y el cambio manual.
El cambio es notable a todos los niveles, y nunca mejor dicho el juego de palabras. Esta unidad es de color gris claro metalizado, pero eso es lo de menos. Lo importante es que no perdemos un ápice de confort ni de comodidad ni con el escalón bajado en cuanto a equipamiento, ni mucho menos con el cambio manual. Es más, refrendamos las palabras anteriores, y sin duda, de elegir un XLV, lo haríamos con el cambio manual de seis velocidades, con un guiado fenomenal y un funcionamiento de nuevo notable.
Ahora el terreno apunta hacia abajo, el asfalto es mejor, y la media de consumo apenas sube de los 5 litros de media. Increíble la diferencia entre uno y otro cambio. La sensación dinámica, a pesar de los 4,44 metros de largo, no es de llevar un monovolumen ni grande ni pesado, y lo increíble es que dentro caben cinco personas con sus respectivos equipajes sin mayor problema. Habría que ver cómo se comporta el coche cargado de gente y maletas, pero con dos adultos la conducción es bastante placentera, muy suave, nada criticable, salvo una deportividad que, en ningún caso, promete ni hace alarde.
Sinceramente, los precios nos parecen más que atractivos. Diría que son, junto al espacio, el principal argumento de compra, visto que la calidad está en términos más que decentes.
Poco más que añadir tras estos kilómetros de contacto. Intentaremos hacer una prueba más larga en breve para ver si es oro todo lo que reluce o con el uso continuado hay detalles que se nos hayan pasado por alto.
Óscar González Soria – oscargonzalez@revistadelmotor.es