Rememoramos con una gran sonrisa de felicidad bajo el casco el PuntApunta 2016. 1.423 kilómetros ‘cronometrados’ en tres etapas, más de 2.500 incluidos los enlaces, para cruzar la península ibérica de punta a punta, de Huelva a San Sebastián, a lomos de una BMW 1200RT. Una aventura a dos ruedas pasada por agua con muchas alegrías y satisfacciones.
El PuntApunta 2016 ha sido pionero en muchos sentidos. La tercera edición de la ya emblemática aventura organizada por BMW Motorrad, ha innovado en su recorrido sorprendiendo a propios extraños. Las dos ediciones anteriores, que también vivimos en primera persona a bordo de una BMW R1200GS Adventure en 2014 y una BMW S1000XR en 2015, habían atravesado la piel de toro de Este a Oeste, de Oriente a Occidente, del Mediterráneo a Portugal. El concepto Punta A Punta ha dado sentido más que nunca a esta tercera edición, surcando las carreteras nacionales desde Isla Cristina, casi la frontera Sur con Portugal, hasta la Bella Easo, San Sebastián, joya arquitectónica del País Vasco. Esta edición, la BMW 1200RT ha sido nuestra inseparable compañera de fatigas.
Desde ya te podemos decir que la aventura se ha superado a sí misma en muchos apartados. Muchos kilómetros, más participantes, más seguridad, más ambiente, aún mejor organización y más… ¡moto! Hasta 550 motos inscritas, tras las 190 de la primera edición y las 400 de la segunda, auguran un futuro halagüeño a una aventura a dos ruedas que lleva visos de ser una fija en el calendario de muchos moteros, a tenor del gran número de interesados que ha visto como ya no podían formar parte de la travesía. Un total de 622 participantes, cifras de la organización, han participado de un recorrido con mil rincones para recordad y un millón de curvas para volver a revivir en cuanto se pueda.
BMW Motorrad, por tercer año consecutivo, ha sido el principal organizador del evento, contando, de nuevo, con el apoyo en todo tipo de labores de Metzeler y Touratech. Por tercer año, la marca alemana de motos y el equipo que se ha encargado de diseñar la aventura ha logrado un sobresaliente en todos los aspectos, y eso a pesar de que este año la cifra de motos se incrementó en 150 con respecto a la pasada edición, con las dificultades organizativas y logísticas añadidas que significa esto. Sin duda, las vivencias y las aventuras que tuvieron lugar en la edición de 2014 y 2015, y los que estuvimos allí para contarlo, han debido influir en pequeña o gran medida para lograr que el éxito de participación siga siendo elevado un año más.
El mundo de la moto es especial, quien no lo ha vivido no se puede imaginar lo que significa. Gregario y solidario como pocos, cruzar de Sur a Norte la Península en tres etapas con las dificultades añadidas de la meteorología adversa en más de la mitad del recorrido, es algo que abre los poros hasta al más solitario que surque las carreteras a dos ruedas.
Un año más, BMW dejó claro que no era necesario tener una moto de su marca para emprender la aventura. Sólo contar con esos días libres o de vacaciones y, sobre todo, muchas ganas de vivir la experiencia. Muchos de los que nos dimos cita en esta edición, portábamos las camisetas rojas y negras de las dos pasadas ediciones. El color elegido para la camiseta oficial este 2016 ha sido el blanco.
A pesar de ver en los tres días de ruta alguna Ducati Multistrada, un par de Suzuki Burgman 650 y V-Strom, varias KTM Adventure, una nueva y flamante Honda Africa Twin, alguna Kawa y alguna otra moto suelta de otras firmas, la reina de la fiesta, una vez más ha sido la BMW R1200GS y su variante Adventure. Casi tres cuartas partes de los integrantes de este ajetreado periplo han triunfado con su GS en un trazado que se ajusta a la perfección a sus máquinas.
Las R1200 y las RT1200 fueron las siguientes en número. Este año pudimos ver alguna S1000XR más que el año pasado, donde fuimos pioneros con ella, y no faltaron un par de scooter BMW en manos de un par de valientes sin miedo a nada. Pero muchos flashes fueron acaparados por un grupo de jóvenes de segunda y tercera generación a los mandos de sus clásicas, que llevaron siempre a cuestas un puntito de admiración de todos los presentes allí. ¡Alguno incluso condujo en las tres etapas sin guantes!
Para afrontar la aventura, vivida gracias una vez más al departamento de Prensa y Comunicación de BMW y BMW Motorrad, encabezados por Pilar García de la Puebla y María Maroto, pudimos seleccionar una moto de su amplio catálogo. Tenemos muy claro que la moto idónea para el PuntApunta 2016 sería de nuevo la R1200GS, Adventure o no, pero también queríamos vivir el periplo rutero con una nueva montura, para acumular experiencias en otra moto que no fuesen la GS o la S1000XR del año pasado. Y nos decantamos por la R1200RT, una moto ideal para cubrir grandes distancias, y que analizaremos poco a poco en cada una de las tres etapas ‘cronometradas’ del PuntApunta 2016.
Ha sido tremendamente grato ver como, año a año, el número de mujeres aumenta en esta aventura. En la primera edición no se llegó a una decena de mujeres, todas como acompañantes de sus parejas, amigos, novios, maridos. En 2015 pasaron de la veintena, y no sólo como acompañantes –no me gusta la palabra paquete, suena despectiva-, sino un buen puñado de ellas a lomos de sus máquinas. En 2016 no podemos menos que empezar un sonoro aplauso a las varias docenas de aventureras, unas cuantas manejando sus propias motos, que se han sumado a la serpenteante fila de motos que ha atravesado el mapa nacional. Y por supuesto, nuestra admiración para los más mayores, alguno ya no volverá a cumplir incluso los 70 años y completaron cual expertos y veteranos una aventura que culminaron con su propio ‘Finisher’. Y un año más, mención especial para Jaime Arruz, compañero de la prensa, en cuatro ruedas, que completó la aventura junto a su padre, una GS con más de 50.000 kilómetros Jaime, una R 1200 R el padre. Dos aventureros como hay pocos.
Tras esta extensa presentación –y eso que he intentado resumir todo lo que he podido- los 1.423 kilómetros oficiales –cien menos que en 2015-, que unen, en tres etapas, Isla Cristina, Cáceres, Burgos y San Sebastián, de nuevo recogiendo agua en una punta del País, en el Atlántico, frontera con Portugal, y dejándola caer, de manera simbólica, en el Cantábrico. Recuerdo una vez más que si a estos 1.423 kilómetros le sumamos los enlaces, Madrid-Huelva y Sansebastián-Madrid, casi alcanzamos los 2.600 kilómetros de aventura en 5 días, con una media de casi 80 km/hora y un consumo medio de la R1200RT de sólo 5,6 litros a los cien. Para sacarse el sombrero… en este caso, obviamente, ¡el casco!
Completamos el recorrido junto a Ramón López, de Fórmula Moto, ‘Pepus’ Alonso, de El Mundo, José María Alegre, de Quinta Marcha, y con mi ya casi inseparable compañero en www.revistadelmotor.es, Antonio Guzmán. Casi todos ellos, ‘todos menos uno’, jajajaja, gente con la que puedes irte al fin del mundo con los ojos cerrados. Con el resto de compañeros de la prensa especializada presentes vamos coincidiendo a ratos, unos días sí, otros no, pero con todos reina el buen ambiente y la camaradería.
En las cenas los periodistas que efectuamos el recorrido y los integrantes desplazados de Publicidad, Márketing, Prensa y Comunicación de BMW compartimos las vivencias y aventuras de la jornada, siempre con una sonrisa que no se puede ocultar, por mucha lluvia o penalidades que se hayan vivido.
El miércoles 11 de mayo ponemos proa a Isla Cristina, en Huelva, con nuestra RT. Y nunca mejor dicho. Por Extremadura son menos kilómetros, pero las predicciones dicen que habrá mucha más agua que por Sevilla. Claro que antes de llegar a la capital hispalense cae la mundial. La RT es la moto ideal para un viaje que decidimos hacer en su mayoría por autovía. El bóxer de 125 caballos y refrigerado por agua es incuestionable para cruceros maratonianos. Velocidades legales sin pasar de 4.500 rpm son nuestros compañeros durante horas y horas.
La capacidad de carga de la RT es brutal. Vale que son 275 kilos de peso, y que es más voluminosa que cualquiera de las dos protagonistas anteriores de mis andanzas en el PuntApunta, pero también puedes cargar casi lo que quieras, con ambas maletas laterales y un top case en el que puede dormir un niño pequeño de manera confortable. Pero igual que es más cómoda en autovía, sabemos que sufriremos en horquillas y curvas cerradas. Mucho peso, aunque con los bajos de este motor todo es más fácil. En cualquier caso, una vez más, al final del camino echaremos de menos la GS y nos acordaremos de la Adventure iniciática más de una vez.
ETAPA 1 – ISLA CRISTINA (HUELVA)-CÁCERES (423 KMS)
El ritual es sagrado un año más: verificaciones, inscripciones, entrega de dorsal, de roadbook, firmar libro de ruta, briefing obligado para conocer las peculiaridades del camino… una vez solventado todo lo necesario para comenzar la ruta, nos acercamos al Océano Atlántico para llenar nuestra cantimplora –este año gris- de un poco de agua que unirá simbólicamente nuestro destino en uno y otro lado de la península ibérica.
Los madrugones van a ser la tónica de la expedición, no va a haber tiempo más que para moto, moto y moto. El resto, una ducha rápida, un poco de comida y a estudiar el roadbook de la etapa siguiente. Este año la organización ha oído y tomado nota de los comentarios de los participantes y el libro de ruta o roadbook se preparan en formato libro y en formato rollo, para los que traen soporte tipo Dakar para llevar las anotaciones del recorrido siempre a la vista. ¡Bravo!
Los primeros 100 kilómetros de este primer día son complicados en la navegación. Un par de pistas, un vadeo y mucha lluvia para terminar de hacer la situación más complicada. Le ahorro a la RT todas las complicaciones del camino, misma decisión que un buen puñado de riders. La lógica impera y la organización también invita a evitar riesgos. No son zonas muy difíciles, aptas para casi cualquier moto, pero cuantas menos situaciones comprometidas hagamos, más fácil será que lleguemos al final.
También esos primeros 100 kilómetros transcurren casi en su totalidad por suelo portugués, en las cercanías de Evora, para luego volver a cruzar la frontera cerca de Olivenza, y ya discurrir el resto de la etapa por asfalto de nuestro país.
La lluvia nos acompaña casi todo el camino, a ratos de manera persistente y pertinaz, hasta tal punto de perdernos uno de los tres puntos de paso previstos en la jornada… y eso que dos de los cinco integrantes del grupo dispone de navegador en su montura. Las paradas son continuas en función de la intensidad del agua que nos regala el cielo. Jornada dura. Uno de los integrantes de nuestro escuadrón tiene filtraciones y las gotas de agua le llegan a la rabadilla. Nosotros con cordura y mono de agua hemos tapado toda opción al líquido elemento.
Momento para hablar de la RT tras un enlace por autovía y una etapa llena de carreteras de segundo orden y mucha agua. Y sí, es exactamente como lo habíamos pensado, aunque con alguna peculiaridad. Para empezar, la cantidad de gadgets que incorpora nos hace la vida mucho más fácil. No es necesario apretar el embrague para cambiar de marcha en nuestra unidad. El golpe es seco, a veces incluso no entra en marchas bajas, para mejorar su funcionamiento en las marchas altas. Bajarlas es un poco más complicado, mejor si cortas gas, pero recordamos que este sistema estaba mucho más ajustado y funcionaba mucho mejor en la S1000XR de la edición pasada.
De manera increíble, no cogemos la postura idónea sobre la moto. El asiento de serie nos parece un poco –bastante- duro. Como lo siento. Y está un poco en rampa, con lo que si echas el trasero para atrás la parte superior del casco se expone al viento, incluso aunque lleves la pantalla en todo lo alto. Sin embargo, es un placer poder subir y bajar la misma por medio de un botón, a nuestro antojo y en cualquier momento, en función de nuestros deseos. Chapeau.
El sistema de audio también nos ameniza el viaje. Con el casco cerrado hay que subir el volumen casi a tope para oírlo bien, pero siempre merece la pena. Aprovechamos la entrada USB de la guantera derecha para meter un USB con 8 gigas de música. Actual y cañera para momentos de curvas y batalla, New Age y Chill Out para paisajes de ensueño y carreteras idílicas, bucólicas. Qué maravilla y qué inmenso placer.
El cuadro de mandos de la RT no puede ser más completo. Desde la piña izquierda controlas casi todo… ¡casi puedes controlar el mundo! Puños y asiento calefactable en varias intensidades, incluso puedes controlar el zoom del navegador desde aquí.
Eso sí, el 90% del viaje con el modo Rain activado, el otro 10 con el modo Road, el modo Dynamic queda para una ocasión más propicia. También actuamos sobre las suspensiones, eligiendo el tarado Normal con una persona y las maletas cargadas. Una pasada poder ajustar tanto la moto a tu gusto.
ETAPA 2 – CÁCERES-BURGOS (583 KMS)
Etapa reina, etapa maratón, casi 600 kilómetros y más de 12 horas de viaje. Empezamos la ruta a las afueras de Cáceres antes de las 8 de la mañana y llegamos al punto final de la etapa, en Burgos, después de las 8 de la tarde.
Afortunadamente hemos descansado y hemos podido secar toda la ropa. Las previsiones dicen lluvia durante casi toda la ruta, pero la mañana deja entrever el sol y los primeros kilómetros son casi en seco, disfrutando enormemente de una primera hora y media de carreteras preciosas, rodeando embalses y pantanos, incluso admirando dos enormes puentes a medio construir con una ingeniería absolutamente espectacular.
En la primera parada para el café no podemos por menos que comentar la maravilla del paisaje contemplado en esta primera parte de la ruta y las cavilaciones sobre si a La Alberca llegaremos demasiado pronto para comer o picaremos algo pronto, aprovechando las bondades culinarias de la comarca.
En estos tramos secos de curva amplia y buen asfalto la RT no pierde un milímetro con las GS o las XR. En nuestro grupo circulan dos RT, una XR, una GS y una GS Adventure. Todas en sintonía y compenetradas, aprovechando unas y otras sus cualidades en cada tipo de asfalto y camino.
Nos volvemos locos con todas las pantallas y datos del ordenador de a bordo, aprovechando alguna recta y el control de crucero, que te permite descansar un poco los brazos y los hombros. Nos encanta el telelever, aunque no te dé nada de información sobre la pisada y quite seguridad en la frenada, pero a cambio debes saber que no se va a hundir en frenadas más o menos fuertes y puedes encarar la curva con confianza.
En esta primera parada hemos coincidido con varios integrantes de la expedición. Alguno, con una RT de algunos años y una K1300, aseguran que el próximo año vienen con una 1200GS, la moto con mayúsculas y la moto ideal para el PuntApunta… ¡y para cualquier cosa que imagines!
Las paradas a repostar las marca el compañero de la XR. No es capaz de hacer 280 kilómetros de un tirón, mientras que RT y GS casi llegan a los 400 km sin problemas si no te pasas enroscando el mango derecho. La opción Keyless que lleva nuestra RT es otra de las maravillas que monta mi BMW. No tienes que insertar la llave en la moto para arrancar, y en el PuntApunta es una ventaja. También con un botón bloqueas y desbloqueas las tres maletas y las dos guanteras de la RT. Maravilla pura, oiga.
Volviendo a la etapa, en este viernes 13 de mayo, disfrutamos de las carreteras de la parte norte de Extremadura y sur de Castilla y León. Con la pena de no poder comer en Peña de Francia, La Alberca o Ciudad Rodrigo, nos encaminamos a la quijotesca villa de Peñaranda de Bracamonte donde nos regalamos una comida de las que luego cuesta volver a coger la moto.
Los animales sueltos también obligan a extremar la precaución en la parte final de la etapa, lo mismo que en la que llega a San Sebastián. Vacas, toros, caballos, ovejas… casi da para montar un zoo.
En esta segunda etapa de nuevo nos perdemos alguno de los tres puntos de control en los que debemos sellar nuestro pasaporte. Al menos la llegada a Burgos se efectúa de manera impecable, en el paseo junto al río. Maravilloso. Y por cierto, antes de que la crónica se extienda más y más, decir que ni en los enlaces, ni en ninguna de las tres etapas, hubo ningún accidente de cierta consideración entre los participantes. Quizá la lluvia ayudó a extremar las precauciones y sirvió de guía para impedir incidentes de relevancia. Gracias a todos.
ETAPA 3 – BURGOS-SAN SEBASTIÁN (417 KMS)
Última jornada oficial. Es sábado y se nota. Por todo. Si todo va bien llegamos a destino y podremos verter el agua del Atlántico en la Bella Easo. Las historias siguen de boca en boca, y en el desayuno todos tienes mil anécdotas para contar, para compartir, para vivir. Los sustos, las curvas, los derrapes, las comidas, los tramos empapados, la camaradería, la solidaridad,… el mundo de la moto en definitiva.
La tercera etapa es ‘un poquito’ más corta, bien pensado, para poder saborear en la meta la hazaña realizada. A pesar de ello, estimo sin lugar a dudas que es la etapa más complicada. Varios puertos de montaña en la parte final, ya en territorio de Euskadi, lloviendo a cántaros y el asfalto, con buen agarre y drenaje, cubierto de pequeñas hojas o esporas naranjas que no invitan a la confianza, minan un poco nuestra moral y nuestra capacidad de conducción.
La lluvia y el desprendimiento de rocas obligan a dar un rodeo respecto a la ruta oficial. También en la segunda jornada se varió unos kilómetros por aviso de desprendimientos. La intensa lluvia y las carreteras de segundo y tercer orden es lo que tienen: menos tráfico, pero más peligros inesperados y poco habituales.
La ruta de esta tercera etapa es espectacular. Los primeros kilómetros de la jornada son increíbles. Siguiendo el curso de ríos, desfiladeros, carreteras casi perdidas con buen firme y unos paisajes para llorar de la felicidad que proporcionan. Son momentos como estos, kilómetros y kilómetros de felicidad absoluta a lomos de tu moto, los que te hacen estar ya esperando la siguiente edición para apuntarte, pase lo que pase, llueva lo que llueva.
Una y otra vez compartes carretera con otros integrantes de la aventura. Solos, acompañados, grupos más o menos numerosos, muchos fuimos los que paramos a hacer foto en los campos de colza que ponían la nota de color a un cielo gris oscuro. Una vez más, gracias a los organizadores por la elección de la ruta y los kilómetros de placer obtenidos.
La lluvia respeta por momentos, y en tierra riojana nos deleitamos una y otra vez con Bodegas de lo más variopintas. Incluso pasamos por Elciego y las célebres del Marqués de Riscal. Curvas, curvas, curvas, lo que siempre deseamos parece un castigo cuando ya llevas muchas horas encima de la moto, aunque bendito castigo.
Queremos llegar pronto a San Sebastián y disfrutar del momento final de la aventura. Decidimos no parar a comer en plan mesa y mantel y en cuanto pisamos suelo vasco una teberna de pintxos nos parece el sitio perfecto para reposar alma y espíritu y repostar máquina y cuerpo humano. Todos coincidimos que cuando retomemos camino será con la lluvia como testigo inapelable.
Tras varias tapas y pintxos de calidad indiscutible, mono de lluvia al canto para la parte final de la etapa. La lluvia iría cada vez a más, y la carretera se enroscaría como para hacernos pagar un peaje final y llegar a San Sebastián con más ganas si cabe. De repente las curvas de 180 grados, los grandes desniveles, las mandas de vacas y los giros en primera velocidad, con el asfalto lleno de cositas naranjas que merman tu confianza, se hacen casi eternos. La espalda, el culo y los brazos empiezan a estar al límite y el sufrimiento hace aún más placentero la llegada a la capital guipuzcoana. En este terreno las GS y la XR se muestran mucho más ágiles y apropiadas que la RT, rezongona en todos los ángulos cerrados, y con ruedas más pequeñas, aporta menos confianza con el suelo plagado de hojas y semillas.
En un grupo nos damos cuenta, a buenas horas, de que hay participantes de Gran Bretaña y de Alemania. Bravo por ellos. Uno hizo 1.400 kms desde San Sebastián al día siguiente para llegar a su Karlsruhe natal. ¡Imaginos el viaje desde Alemania a Isla Cristina! ¡Eso sí es una aventura con mayúsculas!
Con una enorme satisfacción nos acercamos y llegamos a San Sebastián. Instintivamente bajamos el ritmo, queremos saborear los últimos kilómetros… a pesar de que la lluvia en los montes cercanos arrecia. De forma milagrosa, al entrar en la ciudad se detiene casi de golpe y disfrutamos de la entrada final y cruzar el arco triunfal que nos hace ser Finisher por méritos propios. Un momento inolvidable, no diré irrepetible, porque es el tercer año que lo hacemos y esperamos no faltar en la próxima edición. ¡Ya hemos empezado a elucubrar dónde estará la salida y dónde la llegada! ¿Barcelona-Coruña? ¿Almería-Vigo? ¿Girona-Faro?
Firma en el último punto de control, agua derramada simbólicamente en la playa de Zurriola, con el Kursaal al fondo, y posado obligado para la foto con el trofeo de Finisher 2016, este año, igual que el pasado, muy ecológico, impreso en una lámina de tronco de árbol, que desde ya está al lado de los trofeos 2014, una piedra que simboliza lo mismo que el de este año y el anterior, en madera, los retos afrontados y las metas superadas. La cena y fiesta nocturna en el no menos emblemático Palacio de Miramar, con música en directo, entrega de premios, sorteos, y muuuuuuuuuuuuuchas historias de motos y moteros, se cierra una edición más, la tercera, de un PuntApunta que es, por méritos propios, una fecha obligada para todos los riders nacionales y aledaños.
EPÍLOGO
Al igual que en 2014 y en 2015, terminamos esta crónica-reportaje-cuaderno de bitácora con la frase que viene impresa en el pasaporte de cada integrante del PuntApunta: ‘Los viajes son como los libros, se inician con cierta incertidumbre y se finalizan con nostalgia’. Nos permitimos decir que, en el PuntApunta 2017, en el que BMW ya trabaja, seguirá habiendo esa necesaria incertidumbre al principio de cada aventura, y una nostalgia final mezclada con una satisfacción indescriptible, la misma con la que hemos terminado este año este PuntApunta 2016.
Y por supuesto, gracias a la organización y gracias a BMW Motorrad y sus representantes de Prensa y Comunicación por permitirnos vivir esta aventura con mayúsculas en primera persona.
Óscar González Soria – oscargonzalez@revistadelmotor.es