El Mazda CX-5 es uno de esos coches que saca buena nota en cualquier examen al que le sometas. Con unas cualidades dinámicas sobresalientes, cumple como coche único gracias a su habitabilidad, buen maletero y capacidad para rodar fuera del asfalto, como buen SUV que es. Prueba a fondo del Mazda CX-5 2.2 diésel de 150 CV.

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El best-seller de Mazda es un coche muy conocido en nuestro país, lo demuestran cada mes sus ventas, siendo unos de los SUV medios más solicitados por el gran público, principalmente, por los argumentos expuestos antes. La firma japonesa se mueve con soltura en un estrato indefinido, por encima de las marcas generalistas, pero sin competir directamente con los Premium, y en ese espacio sabe captar a los clientes con argumentos de calidad y un estilo propio tan necesario hoy en día para vender coches. El CX-5 es la punta de lanza de una gama muy moderna y renovada, en la que poco a poco la tecnología Skyactiv y el lenguaje de diseño Kodo se van haciendo más familiares.

El CX-5 ha sido el culpable de que Mazda suba un buen puñado de puestos en el escalafón de ventas no sólo en España, sino también en Europa, pasando de unas ventas casi residuales a ser muy tenida en cuenta como opción de compra en muchos segmentos, con una berlina, el 6, espectacular, un segmento C muy bien cubierto con el 3 y el CX-3, y un pequeño ciudadano de precioso diseño como el 2. El MX-5 es el coche icónico que todo el mundo desea tener en su garaje y que, cada vez más, la gente se atreve a comprar, con una relación calidad-precio sencillamente increíble.

Centrándonos ya en el Mazda CX-5, es la tercera vez que me pongo a los mandos de este emblema de la fábrica japonesa, cuarta si contamos el día de la presentación, hace ya algún tiempo. Incluso he llegado a hacer una prueba a fondo de larga duración con una unidad hace poco más de un año, y siempre que me bajo de este coche, lo hago con una sonrisa en mi rostro. Pocas veces, sin tanto bombo y tanto platillo, te encuentras con un coche tan bien hecho y tan polifacético.

Mazda CX-5

El pequeño lavado de cara que ha sufrido recientemente este CX-5 le ha venido de lujo para seguir al mando de la manada de SUV medios en el mercado. Principalmente son los grupos ópticos, delanteros y traseros, los que soportan el mayor peso de este pequeño facelift. Sus cambios exteriores son mínimos, apenas varían la parrilla, los paragolpes o las tomas de aire anteriores, aunque es cierto que la línea lateral no varía en absoluto y gracias a eso sigue siendo más que reconocible e identificable. Es la nueva firma luminosa de la marca, con cuatro segmentos que dibujan un todo en sus faros, los que más llaman la atención de este rejuvenecido CX-5. También los pilotos traseros son más dinámicos y modernos. También debemos reconocer que las llantas de 19 pulgadas de nuestra unidad, correspondientes al acabado Luxury, ayudan muy mucho a que suba la puntuación estética de este nipón tan europeizado.

El interior de este CX-5 está cerca de parecerse a un monovolumen por su espacio y habitabilidad. Las plazas traseras son de notable alto, y el maletero no sólo va a juego, sino que lo hemos puesto a prueba con el equipaje de cuatro personas ¡y aun pedía más! Sencillamente envidiable para el resto de su competencia.

A los mandos, recordemos que estamos conduciendo una unidad con el acabado Luxury, la más equipada frente a las otras dos, Style y Style+, sencilla la primera y ya bastante equilibrada y completa la segunda. 1.750 euros separan el primero del segundo nivel de equipamiento. El segundo del tercero se diferencia en otros 2.150 euros. Por si te interesa, el cambio automático tiene un sobreprecio de 2.050 euros. El precio de la tracción a las cuatro ruedas sube a poquito más de 3.000 euros.

Mazda CX-5

Teniendo la tabla de precios más clara, y sabiendo que nuestra unidad de pruebas cuesta 32.000 euros, podemos hacer frente al análisis del interior y demás características con más conocimiento de causa. Así, la calidad del interior en nuestra unidad tan bien equipada responde a las expectativas, tanto en percepción visual como táctil. Es cierto que el plástico abunda, también lo hay duro, pero no hay nada que objetar en ajustes ni en combinación de los mismos.

El cuadro de mandos es bastante visual, tirando a clásico. Es coherente, teniendo la esfera central grande dedicada al cuentakilómetros analógico, con la izquierda para el cuentarrevoluciones, diversos testigos y el numerito digital de la marcha engranada en ese instante, y en la derecha un display bastante grande para el ordenador de a bordo y el funcionamiento de distintos dispositivos de seguridad, así como el estado del depósito de combustible. El volante multifunción de cuero es de los que permite conducir miles de kilómetros y todos con buenas sensaciones.

De hecho, en esta prueba casi hemos rozado los 2.000 kilómetros recorridos, y en este tiempo hemos podido analizar hasta los más pequeños detalles para poder contártelos. Detalles como por ejemplo, y aquí va una crítica, no entendemos que después de cuadrar un círculo tan complicado, Mazda sigue situando el botón del odómetro detrás del volante, en un alarde de nula ergonomía, ya que es un fastidio tener que incorporarse e ir hasta allí. Si lo quieres hacer en movimiento o con el volante girado, olvídate. A cambio, nos encanta la doble entrada de USB. Piloto y copiloto ya pueden cargar el móvil a la vez, o escuchar música de tu USB preferido mientras cargas tu Smartphone. Ya no tendrás que elegir entre uno y otro. Gracias, gracias y más gracias.

Mazda CX-5

La consola central no llega a ser minimalista, pero está muy bien resuelta a todos los niveles. Pantalla de navegador encastrada y de fácil manejo, intuitivo, gracias al mando que queda a tiro de mano perfectamente. Bajo los aireadores, los mandos del sistema de climatización. Para manejar el audio y sus distintas vertientes, utilizamos también los mandos de la navegación. También de manera fácil y rápida. Felicidades. Los distintos huecos para dejar cosas son más que suficientes, y los asientos también nos contentan sin medias tintas. Dos tiradas largas de 600 kilómetros son suficientes para reafirmar esta aseveración. Además, sujetan muy bien lateralmente y no se acusa la fatiga en nuestro caso.

A nivel dinámico, decidme puntilloso, pero diría que en este pequeño lavado de cara también han tocado algo en lo que no se ve. Diría que han tocado un puntito las suspensiones o los amortiguadores… y ahora ha mejorado bastante tanto en ciudad como fuera del asfalto, pero antes era excelente, equiparable a una berlina, en terrenos revirados, y ahora la cosa se ha quedado en muy bueno. Aún con esta calificación sigue siendo el mejor de los SUV medios en materia dinámica dentro de los generalistas, pero al menos la unidad que nosotros hemos conducido nos ha parecido un poco más condescendiente con las irregularidades del terreno, y a cambio ha sacrificado su buen hacer en curvas y puertos de montaña. Ahora es más lógico, pero eso no quita que nos gustase más antes, cuando podías picarte con casi cualquier berlina generalista media y mantener el tipo, sino batirla.

Dicho esto, en ciudad es cumplidor. Sigue teniendo unas medidas correctas, muy poco más de los cuatro metros y medio, y con su dirección, con un tacto notable, puedes callejear sin problemas, y a pesar de la envergadura, tamaño y volumen que desaloja, escaparte sin problemas gracias a una cintura con cierta agilidad. Sus suspensiones, más clementes, le van al pelo a la urbe. Lo que nos ha parecido raro es que el i-stop funciona bien, pero no está  más de 20 segundos el motor aletargado cuando, súbitamente, de manera espontánea, vuelve a la vida sin que tú le hayas despertado. Nunca aguantó más de medio minuto sin volver a encenderse. La duda es si esto pasa solo en nuestra unidad o en todas.

Mazda CX-5

Antes hemos hablado de kilometradas por autopista y autovía, y el CX-5 logra aquí el notable alto. Probablemente si entra en el despacho del profesor a la revisión saldrá con el sobresaliente, más teniendo en cuenta con su fisonomía. Sin embargo, nos asustamos un poco con los consumos. Su 2.2 es bastante tragón. Y además es bastante sensible al pedal del acelerador. Si decides sobrepasar la velocidad legal, el consumo va a penalizar una barbaridad. Avisado estás. En ciudad y a velocidades legales la cosa se puede mantener con un sobreconsumo entendible sobre la cifra oficial, pero si le pisas, estás perdido, y la autonomía no llegará a 750 kilómetros ni de broma. Al final de todo el periplo y viendo nuestro estilo de conducción, cuidadoso en el 99% del tiempo, los 7,1 litros de media de consumo nos parecen elevados. Somos conscientes del peso del CX-5 y de una rueda de 19 pulgadas que lastra bastante los consumos, pero aún así deberían ser mejores si no quieren perder algún comprador. Es más, especulamos con fundamento que los 1.5 de los hermanos menores no deberían tardar en llegar a esta carrocería.

Poco más que contar de un coche que siempre tiene argumentos para contentarte. A nivel de seguridad va bien equipado, y además cuenta con avisos de cambio de carril y ángulo muerto configurables por si quieres que estos sean solo visuales, sonoros o ambos a la vez. Es un placer ver como detalles de coche Premium o más caros, como que te muestre la velocidad máxima de la vía en pantalla, también esté en este Mazda. Y lo mejor de lo mejor, volviendo a la seguridad, es el funcionamiento del SCBS, que nos salvó en al menos una ocasión de un pequeño -o no tan pequeño- toque con el coche que nos precedía. ¡Bravo!

Con la mano en el corazón

Un buen coche. Muy bueno. En esta ocasión no le hemos sacado del asfalto apenas, ya lo hice hace un par de años con la versión 4WD y cumplió sin problemas, sin llegar a ser un todoterreno, pero con buena aptitud para sortear caminos, piedras, baches, chinas, etc. Con el 4×2 es como un coche normal, aunque es cierto que con su altura al suelo puedes pasar algún punto en el que no podrías hacerlo si no es con un SUV de estas características.

Un coche para…

…cualquier familia joven y dinámica que quiera un coche a su imagen y semejanza. Habitable, con capacidad de carga y capacidad para pasar por sitios con los que un compacto, monovolumen o berlina no podrías, permite disfrutarlo a diario y en escapadas de fin de semana. Eso sí, con carga también subirá algo el consumo, algo que debes tener presente.

KILÓMETROS PRUEBA – 1.850 kms

PORCENTAJE (Ciudad-carretera-autovía) 25%-30%-45%

RIVALES: Nissan Qashqai, Mitsubitshi ASX, Suzuki Vitara, KIA Sportage, Mazda CX-3, Subaru XV, Fiat 500X, Jeep Renegade, Ford Kuga, Honda CR-V, Renault Kadjar, Peugeot 3008, VW Tiguan

FICHA MAZDA CX-5

Cubicaje / Potencia2.191 cc / 150 CV
Par motor380 Nm a 1.800-2.600 rpm
Caja de cambiosManual de 6 velocidades
Alimentacióndiésel
Longitud / Anchura / Altura4.555 / 1.840 / 1.670 mm
Distancia entre ejes2.700 mm
Maletero503 litros
Nº plazas5
Neumáticos serie
225/50 R17
Neumáticos unidad pruebas

225/55 R19

Traccióndelantera
Frenos delanterosDiscos ventilados 297 mm
Frenos traserosDiscos 303 mm
Aceleración 0-100 km/h9,2 seg
Velocidad máxima202 km/h
Capacidad depósito carburante58 litros
Peso en orden de marcha1.405 kg
Emisiones CO2119 g/km
Consumos oficiales
Extraurbano4,1 l/ 100 Km
Urbano5,4 l/ 100 Km
Mixto4,6 l/ 100 Km
Norma de emisionesEuro6

Bien:

  • Espacio, habitabilidad y maletero
  • Calidad general percibida
  • Dinámica ejemplar para un SUV medio

Menos bien:

  • Consumos altos
  • Autonomía
  • Botón del odómetro tras el volante, difícil de accionar

Precio: Desde 28.375 euros

 

oscargonzalez@revistadelmotor.es

 

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PRUEBA: MAZDA CX-5. El SUV más dinámico

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