El futuro de las suspensiones pasa por la electricidad.

Existen multitud de suspensiones adaptativas, sin embargo la construcción y el funcionamiento de cada uno de ellas poco tiene que ver con las demás.

¿Cuál es el objetivo de la suspensión de un coche? La respuesta es simple: aislar el habitáculo de todos los movimientos relativos de las ruedas al avanzar. Parece algo sencillo, pero lograr esto resulta tremendamente complicado. Y aún es peor con una suspensión convencional, en la que el tarado prefijado por la marca no puede asegurar que, en cualquier circunstancia, el habitáculo quede aislado de las perturbaciones de la carretera. La única ventaja de este tipo de suspensión, denominada pasiva, es que no consume energía. Simplemente la energía que acumula la cede en forma de calor a un fluido hidráulico contenido en un amortiguador.

Por otro lado se encuentran las suspensiones adaptativas, capaces de modificar su comportamiento, según las condiciones del pavimento, o del comportamiento del coche (frenada, curva etc.). La única desventaja es que necesitan consumir energía para cumplir esta premisa. Aun así, el mayor problema de las suspensiones adaptativas es que no son capaces de prepararse totalmente a los movimientos de la carrocería. Para compensar esto, algunos sistemas son capaces de generar fuerzas antagónicas en los extremos de la carrocería que anulen los movimientos de ésta como, por ejemplo, el McLaren 12C. Existen varios tipos de suspensiones adaptativas:

Suspensión neumática: Su diferencia se encuentra en la sustitución del muelle, por un fuelle con aire a presión, capaz de modificar la altura del coche. Si se emplean dos fuelles, además se altera la dureza del componente elástico (el muelle, en un sistema convencional). Una de las mayores ventajas al no emplear muelles, es que su dureza no varía en función de lo que se comprima el amortiguador.

Suspensión mediante amortiguadores magneteorológicos: Estos amortiguadores contienen en su interior un fluido con partículas de hierro que, ante el campo magnético generado por un electroimán cuando recibe una corriente eléctrica, modifica su viscosidad según la intensidad eléctrica. También se emplean en los soportes del motor de algunos modelos como por ejemplo el Porsche 911 GT3 997.

Suspensión interconectada: Es la idea que reside en la suspensión Hidractiva de Citroën. El propósito de este tipo de suspensión es mitigar o anular lo máximo posible el balanceo de la carrocería.

Audi también adoptó este concepto con su suspensión denominada ‘Dynamic Ride Control’. Esta suspensión con patente de Yamaha, cuando se traza una curva, emplea la presión de los amortiguadores en extensión, o del lado interior de la curva, para transferirla a los exteriores que estarán comprimidos, y así reducir el cabeceo y balanceo del chasis. El modo en que se conectan los amortiguadores mediante las válvulas sigue un diseño en forma de X.

McLaren también ha querido tomar parte de esta idea, aunque con ciertas variaciones respecto a Audi. Su suspensión ‘Proactive Chassis Control’ se centra en mitigar únicamente el balanceo de la carrocería. Para ello, conecta las válvulas superiores e inferiores de un lado en un mismo conducto, que tras pasar por un acumulador, se comunican con las del lado opuesto. El acumulador es una esfera de gas que según alberga más fluido hidráulico en su interior, mayor es su presión, y por tanto más se opone a que la carrocería balancee. 

Magic Body Control (Mercedes-Benz): El sistema ‘Active Body Control’, o ABC, se compone de una suspensión convencional y un sistema hidráulico trabajando de forma conjunta. Se presentó por primera vez en 1999 con los Mercedes Benz CL 500 y 600. Sin embargo, su funcionamiento no resultó satisfactorio totalmente hasta que Mercedes dotó, a los modelos que lo montaban, de una cámara capaz de escanear la carretera. De esta forma, la suspensión se prepara para las irregularidades del firme cuando el coche pase a la altura de éstos. Esta evolución pasó a denominarse ‘Magic Body Control’. Sin embargo, el consumo energético del sistema hidráulico es muy elevado.

Suspensión electromagnética: La idea es emplear una suspensión de la misma forma que trabaja un altavoz: desplazándose debido al magnetismo creado por un electroimán cuando se aplica una corriente. El problema es que la intensidad de corriente necesaria es tan elevada que los amplificadores tienen unos precios, de momento, tan elevados que no compensa su montaje. Sin embargo, a la larga, sus costes se abaratarán, y éste será el futuro de las suspensiones adaptativas.

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Estos son los tipos de suspensión adaptativa que hay

Categoría: ActualidadTechAutoTécnica
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